Engloba su pesar por las pérdidas en la figura del doctor José Pérez Vázquez

La colectividad en Madrid se muestra afectada por los gallegos fallecidos y contagiados por el coronavirus en la región

Madrid es la comunidad autónoma española que registra históricamente mayor presencia de gallegos. Las cifras revelan que un 1,2% de los más de 6,5 millones de personas empadronadas en Madrid son gallegos a los que la pandemia del coronavirus les ha sorprendido viviendo en la comunidad más castigada por esta enfermedad. Los presidentes del Centro Gallego de Madrid y de Xuntanza de Galegos de Alcobendas nos explican cómo está viviendo la colectividad esta situación.
La colectividad en Madrid se muestra afectada por los gallegos fallecidos y contagiados por el coronavirus en la región
Xuntanza-Miranda
Ovidio Cadenas, presidente de ‘Xuntanza’ de Alcobendas –2º por la izda.–, y otros directivos de la entidad junto al secretario xeral de Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, en una visita al centro.

Madrid es la comunidad autónoma española que registra históricamente mayor presencia de gallegos. Algo más de 78.000 integraban las listas del CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes) a 1 de enero de este año, a los que habría que sumar los descendientes de gallegos de origen y aquellos que, residiendo en la capital y demás ayuntamientos limítrofes, siguen empadronados en Galicia. Las cifras revelan que un 1,2% de los más de 6,5 millones de personas empadronadas en su conjunto en Madrid son gallegos a los que la pandemia del coronavirus les ha sorprendido viviendo en la comunidad autónoma más castigada por esta enfermedad: hasta este martes contabilizaba casi 60.000 contagiados de los más de 200.000 registrados en toda España y alrededor de 8.000 muertos de más de 23.000.

Las medidas preventivas decretadas por el Gobierno central para hacer frente al virus ha obligado a muchos de ellos, lo mismo que al resto de la población, a suspender sus obligaciones laborales o a realizarlas desde su casa, así como a interrumpir las actividades que programan las numerosas entidades asociativas de la colectividad gallega que han sido creadas al calor del éxodo hacia el centro peninsular, con el objetivo de mantener vivas en el lugar de asentamiento las raíces y costumbres que les son propias. 

El Centro Gallego de Madrid, la Asociación Cultural Xirandela, la Xuntanza de Galegos de Alcobendas, la Casa de Galicia de Alcorcón, la Banda de Música e Investigación Albedro, el Centro Cultural Gallego Lembranzas, el Centro Gallego de Tres Cantos, la Asociación Galega Corredor do Henares, el Centro Gallego Noroeste de Madrid o el Centro Gallego de Móstoles permanecen cerrados en estas semanas de confinamiento a la espera de que se levanten las restricciones y se reestablezca la normalidad.

Un primer paso se comenzó a dar este pasado domingo con la decisión del Gobierno de permitir a los niños salir a la calle durante una hora al día y facilitar así su oxigenación después de cinco semanas recluidos, mientras los mayores, que también están deseando poner el pie en el terreno para algo más que para hacer la compra, deberán esperar a la próxima semana para ver cumplidos sus anhelos. 

Fernando Rey, presidente del Centro Gallego en Madrid desde hace poco más de un año, está entre ellos. A sus 78 años, aguarda con ansiedad el momento en que pueda volver a la sede de la institución, ubicada en la calle Carretas –en la Puerta del Sol–, para poder seguir manteniendo contacto con los socios que a diario se dan cita en las instalaciones de la entidad para procurarse entretenimiento y continuar igualmente con las obras de la nueva biblioteca, que se iniciaron antes del confinamiento y que ahora se encuentran paralizadas.

De momento, se tendrá que conformar con salir un ratito a la calle en ese distrito de Moratalaz en el que reside, junto con su esposa, y donde “no ves a nadie por la calle, salvo a alguien con un perro”, asegura. Lo mismo que en la concurrida Puerta del Sol, que estas semanas ofrece una imagen desoladora como consecuencia del confinamiento.

“La recuperación va a ser lenta –pronostica Rey–, porque el contagio puede seguir y va a haber que continuar usando protección para ir en transporte o por la calle”.

Fernando Rey lleva poco más de un año al frente del Centro Gallego de Madrid, fundado en 1892 y al que se vincularon y llegaron a ejercer como presidentes personalidades reconocidas del mundo de las letras, las artes y la política como la escritora Emilia Pardo Bazán, el ministro Augusto González Besada, el arquitecto Antonio Palacios o el escritor y político Ramón Suárez Picallo.

Como toda entidad, tuvo sus años florecientes, entre los 50 y los 80, cuando llegó a contabilizar 1.600 socios, con Constantino Lobo Montero y José Cimadevilla Covelo al frente, a los que alude y muestra su consideración Fernando Rey, quien se adscribió al Centro en el año 1993 cuando este estaba comandado por el periodista Luis Blanco Vila. Por aquel entonces el número de socios rondaba los 600, lejos de las cifras que presenta hoy en día. Sin embargo, la afiliación va en aumento con la reincorporación incluso de antiguos asociados. En el poco más de un año que Rey lleva al frente de la institución, se pasó de 87 a casi 150 miembros, una cifra nada desdeñable si se tiene en consideración el declive que experimentó el Centro en los últimos años y la reticencia de las nuevas generaciones a vincularse a entidades de estas características.

Con las banderas de España, de Galicia y de Madrid que penden de la fachada del inmueble a media asta, en señal de duelo, su presidente actual aguarda a que pasen los efectos de la pandemia, una situación que vive con “una preocupación tremenda”. No en vano, la entidad perdió a una de sus socias, una mujer de unos 78 años, María Luisa, asidua a la institución, hacia la que Fernando Rey expresa su más grato reconocimiento. Así como hacia el doctor José Manuel Pérez Vázquez, a quien también tuvo el honor de conocer, y a los integrantes de la colectividad en Madrid y a los asociados que hayan podido sufrir las consecuencias de tan devastadora enfermedad. De todo ello están informados los socios, con los que se comunica a través de whatshap y videoconferencia, y a los que hace “extensible” el “padecimiento” por lo que esta crisis está provocando en la población en general.

Ante esta situación tan inusual, se muestra confiado en el trabajo gubernamental y también en el que desarrollan los profesionales de la medicina en toda esta crisis. El proceso “es lento, pero estoy convencido de que se están haciendo esfuerzos importantes para dotar a todos los hospitales de todos los aparatos necesarios para atender a los enfermos”, asegura, y añade: “A ver si conseguimos ver el final”.

Como entidad más que centenaria que agrupa a la colectividad gallega en Madrid, se sienten “muy arropados” por la Secretaría Xeral de Emigración y por su titular, Antonio Rodríguez Miranda, hacia quien el presidente muestra “gran aprecio por las veces que me ha distinguido con su presencia en el Centro y por el apoyo prestado”, dice. Asimismo, por la Casa de Galicia en Madrid y por su director, José Ramón Ónega, quien, como delegado de la Xunta en Madrid, ostenta la presidencia de honor del Centro. A él se muestra igualmente agradecido por haberles “distinguido con su presencia” en la institución.

Gallego en la capital, Rey reconoce que “es duro” vivir esta situación fuera de su tierra y de su Ferrol natal, que abandonó con 20 años para abrirse camino en Madrid.

“Los gallegos somos muy sentidos, ya sabe”, dice, y lo que está ocurriendo, que es una “prueba dura”, en su caso, le da “motivación para que cuando esto se acabe, luchar con más ilusión por las cosas, con más unión con las personas que tanto quieres, sean del centro gallego o de la familia”.

Alcobendas se queda sin fiesta del marisco

La fiesta del marisco que la Xuntanza de Galegos de Alcobendas organiza en ese municipio madrileño cada 23 de abril se ha quedado en suspenso este año. La celebración, que congrega habitualmente tanto a los socios gallegos –incluso algunos de renombre– como a incondicionales de estas ‘delicatessen’ marinas, se cuenta entre las muchas perjudicadas por los efectos del coronavirus. Y aún hay más, puesto que tampoco tendrán lugar ni la patronal de San Isidro ni el festival celta que la entidad promueve cada año. Así lo asegura Ovidio Cadenas, presidente de ‘Xuntanza’, una entidad que agrupa a 1.400 socios y que desarrolla una variada e intensa actividad. Por una y otra razón, debe ser considerada la “más importante de España”, y así lo atestigua su presidente, a quien le ha tocado vivir el confinamiento desde Riaza, un pueblo de la provincia de Segovia, de donde era originaria su esposa, fallecida el pasado 7 de enero.

Aún sin reponerse de tan grave pérdida, a la vida de Ovidio asoma otra nueva tragedia, la del coronavirus, de dimensiones desconocidas, pero que trata de sobrellevar como puede. “En el pueblo, dentro de lo que cabe, se vive bien”, confiesa. Entre las ovejas y las gallinas encuentra una distracción que “en Madrid, iba a ser complicado” de sobrellevar, matiza, aunque reconoce que “la mayoría de las personas con las que habla están un poco cansadas de estar encerradas en casa”. Pero, “¡qué le vamos a hacer!”, se conforma.

Lo peor lo están pasando en Madrid, donde han fallecido cuatro socios de ‘Xuntanza’, todos mayores de 65 años, entre los que se cuenta el doctor Pérez Vázquez, lo que califica como “una gran pérdida”, porque “era una buena persona”, dice. Algunos, todavía están sufriendo los efectos de la pandemia, e incluso hay uno que se encuentra ingresado, asegura Ovidio, quien mantiene especialmente contacto con estos socios y con sus familias para conocer su evolución.

Ovidio, natural de Negueira de Muñiz (Lugo), trabajó en el aeropuerto madrileño y también en el sector del taxi como un modo de ayudar a la economía familiar. Hoy posee dos taxis y preside la Asociación de Taxistas Gallegos en Madrid (Atacama). A su aldea de Lugo ya no va con frecuencia, sobre todo desde que fallecieron sus padres, aunque “la morriña siempre existe”, asegura.