Una soriana recibe en Frankfurt la ‘Placa de San Bartolomé’ por su labor social

El trabajo voluntario de las mujeres emigrantes en las asociaciones comienza a encontrar reconocimiento oficial en Alemania. Tras la entrega de la Medalla de Mérito de la República Federal Alemana a una emigrante española el pasado mes de junio, nuevamente una española recibe un premio honorífico por su dedicación al voluntariado social. Marina Mittländer-Teba, española residente en Alemania desde 1962, recibió el pasado domingo la Placa de San Bartolomé en la catedral de Frankfurt, una distinción que se entrega cada año en esta ciudad a personas privadas que se hayan distinguido especialmente por su labor social, y que ahora, por primera vez, recayó en una representante de una comunidad extranjera.
Más de mil personas acudieron a la catedral para celebrar la festividad de San Bartolomé, patrono de la ciudad, donde desde comienzos del siglo XIII, según la tradición, se guardan restos del cráneo del apóstol mártir, reliquia que se expone en este templo durante la fiesta celebrada en su honor cada 24 de agosto.
Con ese motivo, el obispo de la Diócesis de Limburg, Franz-Peter Tebartz-van Elst, asistió a los actos religiosos de la mayor ciudad de su diócesis, finalizados los cuales, en una ceremonia especial celebrada a las cuatro de la tarde, se hizo entrega de la mencionada placa de reconocimiento a los dos galardonados, la representante de la comunidad española y el jubilado alemán, Hermann-Josef Menne.
Incansable en la integración
Procedente de Soria, Marina Mittländer-Teba llegó a la RFA contratada para trabajar en una industria textil cerca de la frontera holandesa. A los tres años de llegar dejó aquella empresa, a causa de un conflicto laboral, y en 1965 se trasladó a Frankfurt, su actual lugar de residencia, donde trabajó en una renombrada industria química, hasta jubilarse.
Según ella misma cuenta, a través de la Juventud Obrera Católica comenzó a reflexionar sobre la situación de los extranjeros en Alemania y a darse cuenta de la necesidad que había de hacer algo para mejorarla, ya que tenían muchas dificultades, la mayor de ellas, el desconocimiento del idioma alemán. También dice que en este país se les trataba como ‘mano de obra’ temporal, necesaria en aquel momento, y aunque no se les tratase mal, tampoco se hacía nada para facilitar su integración, porque no estaba previsto que estos trabajadores permanecieran largo tiempo en el país.
Por eso, prácticamente desde su llegada comenzó a involucrarse. Fue enlace sindical y delegada de mujeres en el consejo de empresa. También dedicó siempre buena parte de su tiempo libre a colaborar en las actividades de la Misión Católica, ya que considera que la mayoría de los que emigran están faltos de contactos y éstos pueden hacerse fácilmente en los grupos parroquiales y también en las asociaciones de emigrantes.
Así fue estableciendo puentes, no sólo entre los hispanohablantes, sino entre alemanes y españoles, una labor que acaba de ver reconocida.
En el año 2000, ya poco antes de jubilarse, empezó a prepararse para que, llegado el momento, no sintiera ese vacío que muchos sienten al cesar su vida laboral, por eso comenzó a asistir a los seminarios de formación del proyecto ‘Adentro’ para formarse como animadora sociocultural y poder dirigir grupos de mayores en la parroquia. También en esa época comenzó a pintar. Ahora dirige un grupo de pintura en la Misión Católica y ya hizo cuatro exposiciones.
Dirige, además, un grupo de mujeres y de personas mayores, para lo que también cuenta con el apoyo de la Cruz Roja alemana.
En el discurso laudatorio de la entrega del premio se caracterizó a Marina Mittländer-Teba como mujer incansable en el trabajo de integración, que siempre tiene buenas ideas y es capaz de transmitirlas, de compartirlas con los demás. Ella misma, al agradecer la distinción, recalcó que no se considera una persona especial, sino que todo su trabajo lo ha hecho siguiendo sus convicciones políticas y religiosas, y que jamás esperó ser premiada por ello.
Dijo que no era más que un simple miembro de la comunidad católica española en Frankfurt, comunidad que asistió prácticamente en su totalidad al acto y a la que la homenajeada agradeció su apoyo y asistencia.
También tuvo palabras de agradecimiento para el asistente social y el párroco de la iglesia ‘Allerheiligen’, donde participa activamente en el trabajo social.
Sobre qué significa para ella este reconocimiento, la soriana se muestra pensativa: “Cuando me lo comunicaron, en un principio dudé en aceptarlo”, comenta, “porque me parecía que yo no era más merecedora de ese honor que otras personas”, pero finalmente, dice, “lo acepté en nombre de toda la comunidad española”, y puntualiza, “por lo simbólico” de que por primera vez se entregue esta distinción a una comunidad extranjera, que ésta sea la española y, además, sea una mujer la elegida.
Marina Mittländer-Teba es una de las primeras mujeres españolas que emigraron a Alemania, es también una de las que ya no piensa regresar, y no porque haya olvidado su tierra castellana, en la que dice disfrutar muchísimo cada vez que va, sino porque no quiere separarse de sus dos hijos. Con el voluntariado social piensa seguir mientras pueda, la energía suficiente para ello asegura encontrarla en la reflexión y en la oración, pero también en el intercambio de ideas y discusión de opiniones con los demás.