Tribuna abierta de Ángel Capellán

Un saludo, una despedida, un compromiso

En unos días se reúne el renovado Consejo General en su Primer Pleno de su VII Mandato. Estaréis un sólido grupo de veteranos y una plétora de consejeros nuevos, incluyendo de algunos países que no habían tenido consejero general todavía o de otros que ahora lo renuevan. Mis felicitaciones a todos.

Un saludo, una despedida, un compromiso
Angel Capellan
Ángel Capellán.

En unos días se reúne el renovado Consejo General en su Primer Pleno de su VII Mandato. Estaréis un sólido grupo de veteranos y una plétora de consejeros nuevos, incluyendo de algunos países que no habían tenido consejero general todavía o de otros que ahora lo renuevan. Mis felicitaciones a todos.

Aunque desde 1998 había tenido el privilegio de ofrecer este saludo dentro del Pleno, por primera vez lo hago desde la plataforma de la prensa.

Sí, quiero saludaros a todos, tanto a veteranos con quienes he trabajado codo con codo, como a los que ahora llegan llenos de ilusiones, esperanzas y deseo de contribuir a cambios fundamentales en el mismo Consejo General y en las políticas recientes que Administración y Parlamento han estado llevando a cabo. Tenéis una labor ingente ante vosotros. El reto es considerablemente mayor de lo que ha sido posiblemente desde que los CRE y el Consejo General se iniciaron en 1989-1990.

Os deseo que la ilusión os guíe, la determinación para actuar a pesar de todos los obstáculos, la unión de fuerzas que os una ante los retos, y la conciencia de que todas vuestras acciones tendrán un fuerte impacto en nuestro colectivo.

Cuando entré en el Consejo General, el CERA estaba en 884.754 electores españoles en el exterior. Entonces había necesidades más perentorias en muchos lugares con grandes poblaciones de españoles. Lejos de mí decir que no las haya todavía. Pero las necesidades máximas eran siempre, y siguen siendo, las de derechos de participación y representación, es decir las del ejercicio del voto (ley electoral, nacionalidad) y las de conseguir una representación directa (circunscripción parlamentaria exterior). Estas eran la puerta hacia todos los demás derechos.

Hoy el CERA ha sobrepasado ya los dos millones. Entretanto, y tristemente, hemos tenido que presenciar con horror un fenómeno desconcertante. A la vista del crecimiento acelerado de españoles en el exterior que podían votar, y que en número considerable votaban, el Gobierno y Parlamento no dieron la mínima señal de acogerlos, darles oportunidades, hacerles sentirle plenamente españoles, contribuyentes netos que eran de manera sobresaliente al desarrollo de España. Muy al contrario. Se horrorizaron de que españoles con plenos derechos electorales los ejercieran en números crecientes. Muy al contrario de lo que deberíamos haber esperado, el Gobierno y Parlamento se confabularon para hundir la participación electoral de nuestro colectivo. Decidieron crear obstáculos completamente anticonstitucionales, impedimentos que prácticamente imposibilitaban ejercer el derecho al voto.

Modestamente, considero que este es ahora vuestro reto máximo: Reconquistar el pleno derecho para ejercer el voto libremente; conseguir que la Ley Electoral facilite nuestra participación como la Constitución mandata; levantar esos niveles de participación del 3-5% de hoy por lo menos a lo que eran antes. Y ojalá podáis vosotros conseguir del Parlamento lo que quienes os precedimos no pudimos lograr: Una representación parlamentaria directa para la emigración.

Este mensaje es también una despedida. Algunos de los que no volvemos ahora se despidieron en enero pues decidieron no seguir en el Consejo. A otros, los procesos electorales no nos dieron la oportunidad de ser reelegidos. Otros lo harán ahora en nuestro lugar y, por mi parte, les deseo a todos ellos pleno éxito en su nueva responsabilidad.

Valga pues este mensaje como mi despedida para todos cuantos consejeros he conocido, admirado, y con los cuales he trabajado. Mi despedida también para todo el equipo de apoyo de la Dirección General de Migraciones cuya labor es siempre decisiva para que el Consejo funcione.

Pero es un poco triste que quienes han dedicado entre cuatro y casi treinta años de servicio voluntario, de trabajo de gran consecuencia, de contribuciones importantes al mantenimiento y mejora de tantos derechos, no tengan la mínima oportunidad de hacer lo que en tantas instituciones es tan común. Es decir de ofrecer esa breve despedida calurosa y ese deseo de éxito al nuevo Consejo.

Por eso, éste que tantas propuestas hizo durante casi veinte años (fueran o no afortunadas), tiene una más. Además la hago todavía en mi calidad de consejero general en funciones. No es nada ortodoxa pues no se ajusta al formato oficial de propuestas. Espero que sea igualmente válida y no solo considerada, sino aceptada. Le envío este escrito al Presidente del Consejo.

Hoy día tenemos más medios que nunca para una honrosa, calurosa, y entrañable despedida personal de los consejeros generales que dejamos el Consejo. Sí, sí, breve también. Por qué no ofrecer a los consejeros salientes que lo deseen la posibilidad de grabar un breve mensaje por video y dedicar, en la sesión final del Pleno –la de ruegos y preguntas– unos 10 o 15 minutos a proyectar esas despedidas. Se podrían hacer llegar por múltiples medios y en un tiempo breve. Sin duda la Administración tiene los medios técnicos para poder proyectarlos durante dicha sesión. El Presidente recientemente confirmado podría hacer la breve introducción y las palabras finales que considere oportunas tras la proyección.

Ahí está esta iniciativa que podría muy bien establecerse también como práctica futura.

Finalmente, quiero decirles a cuantos consejeros se reunirán el lunes, que si bien mi participación institucional en el Consejo General cesa ahora, eso no quiere decir que me retiro, que mi trabajo por el colectivo de españoles en el exterior desaparece. Os diré que mi compromiso con la emigración adquirirá nuevas formas y dimensiones pero seguirá.

Primero, quiero indicar que con gusto consideraré cualquier modalidad en que el Consejo General pudiera y decidiera usar mi experiencia. Espero poder hacerlo. Naturalmente esto nada tendrá que ver con la representación de los Estados Unidos en el Consejo, que ahora está ya debidamente establecida por camino institucional.

En segundo lugar, seguiré ofreciendo a la prensa artículos de opinión y análisis sobre los numerosos temas que afectan a nuestro colectivo.

En tercer lugar, este es el momento para dedicarme con más ahínco a la publicación del libro que ya os he anunciado a muchos de vosotros, que recoge prácticamente todos los artículos y algunos escritos importantes sueltos, que he escrito y publicado desde 1998. Su título: Nuestra España Exterior: Derechos logrados, derechos vulnerados.

Otros libros y proyectos similares seguirán. Lo único que necesitaré será la salud física y mental para poder llevarlos a cabo.

Por ello, os ofrezco un cordial saludo y deseo de gran éxito en vuestra labor para el VII Mandato, una calurosa despedida (que ojalá pueda también ser en el formato propuesto, junto con la de otros consejeros), y un determinado compromiso con la emigración que espero llevar a cabo.

Ángel Capellán Gonzalo

Consejero general en funciones