INVITADO POR EL CONSEJO NACIONAL ELECTORAL

José Bono, expresidente del Congreso, irá de observador a las elecciones venezolanas

El expresidente del Congreso, exministro de Defensa y expresidente de Castilla-La Mancha, José Bono Martínez, regresará a Venezuela casi ocho años después de que, en 2005, sellara, junto al fallecido presidente Hugo Chávez Frías, la venta de barcos y aviones militares.

José Bono, expresidente del Congreso, irá de observador a las elecciones venezolanas

El expresidente del Congreso, exministro de Defensa y expresidente de Castilla-La Mancha, José Bono Martínez, regresará a Venezuela casi ocho años después de que, en 2005, sellara, junto al fallecido presidente Hugo Chávez Frías, la venta de barcos y aviones militares. Bono ha sido invitado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela para asistir a las elecciones presidenciales del domingo 14 de abril, en las que el candidato oficialista y encargado de la Presidencia, Nicolás Maduro Moros, se enfrenta al opositor y gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski. José Bono Martínez ha aceptado la invitación porque, según explica, “no viene del Gobierno ni de ningún partido”, y acude a título personal. “Solo me represento a mí mismo”, subraya. Su visita se prolongará del 13 al 15 de abril y, a su término, emitirá un informe o una declaración. “Solo haré un juicio sobre lo que vea, no sobre el régimen del país”, subraya.
También estará en Venezuela el día 14 el exrector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo Raúl Morodo, que fue embajador en Caracas de 2004 a 2007. Los grupos del Congreso han sido invitados, pero aún no han decidido si enviarán representante. Algunos creen que la presencia de parlamentarios, sin verdaderos poderes de observación electoral, solo serviría para avalar la “anunciada” victoria de Maduro. “La mayor irregularidad”, alegan, “no estará en el recuento de votos, sino en el desequilibrio de medios entre los dos candidatos”.
Para Bono es el primer viaje a Venezuela desde que, en noviembre de 2005, asistió la firma de los contratos de venta de ocho patrulleros a (1.200 millones de euros) y siete aviones de transporte (500 millones). La operación provocó fuertes tensiones con Estados Unidos, que frustró la venta de los aviones al vetar la transferencia de tecnología.