GUILLERMO SACCOMANNO Y ADOLFO GARCÍA INTERVINIERON EN EL DÍA DEDICADO A ESPAÑA EN LA FERIA

La Feria del Libro de Buenos Aires analiza la literatura actual en España y Argentina

España celebró su día en la 37ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires el lunes pasado, con un panel que reunió en el mismo estrado a los escritores Adolfo García Ortega, de España, y Guillermo Saccomanno, de Argentina.
La Feria del Libro de Buenos Aires analiza la literatura actual en España y Argentina
 Adolfo García, Guillermo Saccomanno y Raquel Garzón, en el panel organizado con motivo de la celebración del Día de España en la Feria del Libro, en Buenos Aires.
Adolfo García, Guillermo Saccomanno y Raquel Garzón, en el panel organizado con motivo de la celebración del Día de España en la Feria del Libro, en Buenos Aires.
España celebró su día en la 37ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires el lunes pasado, con un panel que reunió en el mismo estrado a los escritores Adolfo García Ortega, de España, y Guillermo Saccomanno, de Argentina.
En el salón José Hernández, sala principal de Rural donde se desarrolla la feria, el embajador de España, Rafael Estrella, fue el encargado de abrir el debate. Raquel Garzón fue la moderadora de un encuentro que puso sobre la mesa las complejas relaciones entre la literatura y el dinero.
Dando el puntapié inicial, el embajador apuntó que “en el país de los libros, el diálogo entre Argentina y España ofrece mucha tela para cortar”.
Seguidamente, Adolfo García Ortega tomó la palabra para señalar que “una de las características de la literatura actual es que se han roto totalmente las fronteras”. “Ahora mismo –señaló– un escritor español se mide con un escritor húngaro, ese escritor húngaro lee perfectamente a un japonés y ese japonés sabe perfectamente quién es Roberto Bolaño”. “Están en un mismo nivel de referencias y relaciones”.
Asimismo dejó planteado un interrogante sobre qué pasa para que la crítica española sea “tan puntillosa con la literatura argentina” y para que los editores “sean mucho más fluidos en su tránsito”. Porque efectivamente, dijo, hay un montón de escritores muy buenos en España que no son conocidos en Argentina. La pregunta, que amplió luego Raquel Garzón, estaba vinculada a uno de los ejes planteados en el debate en relación a que en sus últimas cinco ediciones, los Premios Herralde de la Editorial Anagrama, recayeron en escritores argentinos y latinoamericanos y no españoles.
A modo de aproximación, el escritor esbozó una propuesta: “leámonos”. “Pero ahí los editores tiene un papel importante”, dijo, sin olvidar que en este momento en España el aspecto económico y la venta de libros afronta un descenso importante, lo que complica a los editores a la hora de hacer apuestas. “Pero solamente en los riesgos editoriales es como se han roto las fronteras, si es que todavía existen”, agregó.
Por su parte, el escritor argentino Guillermo Saccomanno recordó un diálogo de George Bernard Shaw con un empresario teatral: “Cuando Shaw le hablaba de arte, el empresario le hablaba de dinero y cuando Shaw le pedía dinero el empresario le hablaba de arte”, disparó para plantear una serie de conjeturas sobre las relaciones entre literatura y dinero, en general, y en particular sobre el mercado del libro.
“Si van a Planeta verán que no sólo es una editorial gigante sino que además tiene un canal de televisión y que también edita una cantidad de revistas, una de ellas Playboy”; con esto quiero decir, que el espacio que ocupa la literatura de calidad es muy pequeño dentro de un gran negocio”. A eso se agrega otra situación, avanzó, “una situación colonial y de virreinatos, entre las editoriales y las sucursales de la gran editorial”. “Esta situación –precisó– no sucede sólo con Planeta sino que es un tema de todas las grandes editoriales que dominan el mercado, y que son, apenas, 4 o 5 en todo el mundo.
Las filiales locales, prosiguió Saccomanno, tienen que reportar una facturación anual, lo que hace que estén muy preocupadas y enfocadas en el negocio local, lo que desemboca en que, de pronto, la literatura argentina no trascienda las fronteras del país, del mismo modo que la literatura española de calidad no llega a la Argentina.
Hay que tener la suerte de poder viajar para entrar en contacto con escritores españoles y comenzar un intercambio “que abre –dijo– los ojos, porque uno comienza a ver que hay otra literatura que no es la literatura que se quiere imponer acá”.
Por otro lado, Saccomanno criticó que una delegación de jóvenes escritores argentinos que viajó, hace poco, a España señalara en aquellas tierras que iban “en busca de mercados”. “No iban  a difundir la calidad de la prosa, un sello de estilo, un registro, un tono propio, lo que querían era ganar mercado, como si entrar en el mercado español les fuera a salvar la vida”, reflexionó.
Finalmente, el escritor argentino, retomando el interrogante planteado por su par español, coincidió en que “es llamativo” que los premios últimos de la editorial Anagrama hayan sido para escritores latinoamericanos y señaló que habría que preguntarse, al margen de la calidad de las obras, qué hay en la literatura argentina para que sea elegida sobre la española.