El embajador de España visitó el Centro de Día de Hannover

Para los españoles mayores de Hannover fue una visita extraordinaria. El propio embajador de España en Alemania, Rafael Dezcallar y Mazarredo, pasaba por el Centro de Día, acompañado del ministro consejero en la Embajada en Berlín, Enrique Sardá, y el cónsul general en Hamburgo, Joaquín Pérez-Villanueva, para saludarles y, al mismo tiempo, confirmarles el cierre definitivo del Consulado General en esa ciudad, cuya demarcación queda fusionada con la de Hamburgo.
El embajador de España visitó el Centro de Día de Hannover
Para los españoles mayores de Hannover fue una visita extraordinaria. El propio embajador de España en Alemania, Rafael Dezcallar y Mazarredo, pasaba por el Centro de Día, acompañado del ministro consejero en la Embajada en Berlín, Enrique Sardá, y el cónsul general en Hamburgo, Joaquín Pérez-Villanueva, para saludarles y, al mismo tiempo, confirmarles el cierre definitivo del Consulado General en esa ciudad, cuya demarcación queda fusionada con la de Hamburgo.
Dos días después, en el Boletín Oficial del Estado se confirmaría el cierre de los consulados de Hannover, en Alemania, y Manchester, en EE UU.
La esperanza de los españoles de la demarcación alemana afectada por la decisión del Ministerio de Asuntos Exteriores, de que ésta se repensara, se desvaneció con las palabras del embajador, que aseguró que era una decisión ministerial irrevocable, según informa Hortensia González. Tanto ella como los monitores y mayores que se benefician del centro, habían mantenido la confianza de que, por lo menos, se mantuviera una oficina, una “antena” del Consulado de Hamburgo, en la que los españoles de la zona, sobre todo los mayores con problemas de movilidad, pudieran arreglar sus papeles sin tener que desplazarse a otra ciudad.  
Aparte de la Oficina Laboral, dependiente del Ministerio de Trabajo e Inmigración, que seguirá funcionando bajo la dirección de su jefe, Jesús López Lerma, no quedaría ninguna dependencia en la que pudiesen gestionarse asuntos consulares, para lo cual, los españoles de Hannover, Goslar, Wolfsburg, Recklinghausen, Salzgitter, Harz, Minden y otras ciudades de Baja Sajonia, tendrán que viajar a Hamburgo.
El cónsul, Joaquín Pérez-Villanueva, aseguró a los mayores durante ese encuentro, que no les dejarían desprotegidos y que él se desplazaría a Hannover de vez en cuando para atenderles, aunque sin comprometerse en la regularidad de sus visitas, ni dónde iban a tener lugar.
Los allí reunidos esperaban conseguir, con sus argumentos, que se quedara en la ciudad esa “antena” de la que se había hablado, teniendo en cuenta que en la demarcación viven unos ocho mil españoles, muchos de ellos personas de edad avanzada, y que, actualmente, cada vez llega más gente joven de España. Otra de las razones para mantener dicha oficina serían los gastos de viaje, que, con las reducidas pensiones de jubilación, serían difíciles de afrontar en la mayoría de los casos. Los mayores querían saber por qué se les abandona, pues, según su opinión, el mantener la mencionada “antena” ocasionaría gastos mínimos de alquiler y a los empleados del Consulado se les tendría que seguir pagando igual, sólo que en otra parte.
Pero no sólo los mayores sufren las consecuencias del cierre del Consulado, sino también los empleados del mismo, a los que se les ha dejado todo este tiempo en la incertidumbre sobre su futuro laboral, y aunque a algunos se les habrían prometido puestos en Berlín o en Hamburgo, en definitiva, no saben nada con certeza. Desde que el Ministerio de Asuntos Exteriores anunciara el cierre, están esperando algún comunicado de Madrid, que no llega.