Veterinaria de profesión, esta hija de leonés dejó Venezuela y se instaló en Palencia

Alicia Suárez: “La paz no tiene precio y mis hijos van a crecer en un sitio mucho mejor, en la tierra de mi padre”

Los retornados a Castilla y León disponen desde 2015 de las cuantías dispuestas en el programa ‘Pasaporte de vuelta’ del que este año se beneficiaron 84 personas, entre otras, Alicia Suárez Tovar, hija de emigrante natural del pueblo leonés de Mansilla Mayor, quien dejó Venezuela para volver a sus orígenes.

Alicia Suárez: “La paz no tiene precio y mis hijos van a crecer en un sitio mucho mejor, en la tierra de mi padre”
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Alicia Suárez Tovar, en la Casa Botines de León, el pasado día 19.

La situación política, social y económica que se respira en Venezuela anima a volver a sus raíces a muchos descendientes de españoles en el país bolivariano que, una vez en España, se encuentran con la sorpresa de poder contar con ayudas económicas para establecerse en el territorio. En el caso concreto de Castilla y León, los retornados a esta Comunidad disponen desde 2015 de las cuantías dispuestas en el programa ‘Pasaporte de vuelta’ del que este año se beneficiaron 84 personas, entre otras, Alicia Suárez Tovar, hija de emigrante natural del pueblo leonés de Mansilla Mayor.

“Él se fue y ahora retorno yo”, comentó Alicia a ‘Castilla y León en el Mundo’, durante la jornada de promoción de este programa, que la Consejería de Presidencia de la Junta celebró el pasado 19 de diciembre en la Casa Botines (León) y a la que asistieron en representación un grupo de los beneficiarios de la iniciativa.

Veterinaria de profesión, Alicia abandonó Venezuela escapando de “la situación” que atraviesa el país y en busca de un lugar donde encontrar “tranquilidad y paz” para sus hijos, que se han trasladado con ella.

“La paz no tiene precio y mis hijos van a crecer en un sitio mucho mejor, en la tierra de mi padre”, asegura, convencida de lo acertado del paso que dio cuando se decidió a emigrar, pese a que los primeros seis meses fueron un tanto desconcertantes.

“El proceso de adaptación –confiesa– no fue bueno, porque no sabes si has tomado una buena decisión, pero a partir de los seis meses ya te encuentras como en casa y te haces al sitio en el que estás”.

Alicia reside actualmente con sus hijos y su nueva pareja en un pueblo de Palencia, donde, a la espera de que le homologuen los estudios, trabaja en el sector ganadero. 

Y es que, “desde pequeña”, a esta joven emprendedora siempre le gustó el contacto con la naturaleza, por influencia de su padre, que continuó en el país bolivariano la actividad agrícola y ganadera que había iniciado en su pueblo leonés.

“Toda su vida la dedicó al campo”, comenta Alicia, sobre el hombre, fallecido hace cinco años, y añade: “Se ganó bien la vida en Venezuela”, ya que le dio estudios a sus dos hijos “y dejó una buena herencia”.

Pero, de un tiempo a esta parte, las circunstancias han cambiado en ese país, con posibles, pero al que las políticas equivocadas han sumido en una situación crítica, y, por ese motivo, la joven se decidió a probar suerte en la tierra de sus abuelos paternos; una tierra que ya conocía, porque la había visitado con anterioridad, durante los periodos de vacaciones, y en la que conserva tíos y primos.

“Ahora vengo, pero para quedarme”, asegura la joven veterinaria, que considera la experiencia “bastante fructífera” y “enriquecedora”, y añade: “He aprendido mucho, porque no es lo mismo venir de vacaciones que venir para quedarse”.

Habla de quedarse convencida, porque el retorno a Venezuela no entra en los planes de esta joven, al menos “por ahora”, ni “por mucho tiempo”.

Feliz en Palencia y en sus actuales circunstancias personales, agradece la puesta en marcha del programa de la Junta de Castilla y León para ayudar al retorno, porque “cuando uno llega, lo hace un poco descolocado”. De ahí que, “que te brinden ese apoyo, esa mano amiga, es satisfactorio”, comenta.