Los presidentes de Cantabria y Asturias asistieron al acto religioso

Comienza el 74º Año Santo Lebaniego tras la apertura de la Puerta del Perdón en el monasterio de Santo Toribio

El monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Camaleño, ha abierto la Puerta del Perdón, un acontecimiento religioso que marca el inicio del 74º Año Jubilar Lebaniego y que ha reunido, el domingo 16, a autoridades eclesiásticas, civiles y militares, entre ellas, los presidentes de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y del Principado de Asturias, Adrián Barbón.

Comienza el 74º Año Santo Lebaniego tras la apertura de la Puerta del Perdón en el monasterio de Santo Toribio
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Miguel Ángel Revilla y Adrián Barbón observan la reliquia de la Santa Cruz.

El presidente cántabro ha destacado que Liébana es un “lugar mágico” y ha recordado la importancia histórica de Cantabria y de Asturias en el origen de España y el inicio de la Reconquista, así como la “explosión de la religiosidad cristiana” que representan Beato de Liébana y Covadonga.

“Hoy hablamos dos hermanos”, ha dicho Revilla, en alusión a los lados de las dos regiones, que comparten “la misma historia y cultura”.

Por su parte, el presidente Adrián Barbón también ha destacado en Liébana la “conexión histórica” y “cultural” de Cantabria y Asturias, y ha valorado “la movilización de personas vinculadas a la fe” en estos territorios con Santo Toribio y la Virgen de Covadonga como referencias.

Asimismo, ha puesto en valor la unión política y cultural impulsada por los dos gobiernos en diferentes asuntos y, en este ámbito, ha recordado la recuperación de una ruta histórica que enlaza ambas comunidades autónomas, desde el monasterio de Santo Toribio a la catedral de Oviedo.

Por último, ha detallado las “tres certezas” que unen a cántabros y asturianos, como son la figura de Pelayo, la batalla de Covadonga y el surgimiento de una entidad jurídico política “que cambió la historia, como es el Reino de Asturias”.

Ambos presidentes han hecho estas declaraciones tras la ceremonia oficiada por el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, que ha abierto la Puerta del Perdón para que los fieles comiencen a visitar la reliquia de la Santa Cruz o Lignum Crucis.

El acto religioso ha comenzado con la procesión hasta la Puerta del Perdón y la lectura de la Bula Papal que concede el Jubileo, tras lo cual el obispo realizó el solemne ritual de golpearla tres veces con un martillo. Con ello y la posterior celebración de la eucaristía ha arrancado el Año Santo.

Los artesanos de la Asociación de Alfombristas del Corpus Christi de Ponteares han llevado a cabo una particular ofrenda floral, al elaborar una alfombra de flores que se ha instalado en la entrada de la Puerta del Perdón.

El Gobierno de Cantabria ha organizado una serie de actividades culturales para poner en valor la importancia histórica, social, política y religiosa de la región por este acontecimiento, que se desarrollará hasta el 16 de abril de 2024.

En este tiempo, el presidente de Cantabria ha estimado la visita a la comarca de Liébana y Cantabria de unos dos millones de personas.

Al acto también han asistido, el vicepresidente regional, Pablo Zuloaga; el consejero de Turismo, Francisco Javier López Marcano, junto a otros miembros del Ejecutivo regional, así como el presidente del Parlamento, Joaquín Gómez; la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones; y alcaldes de la zona.

Igualmente, se han sumado a la celebración el consejero de Cultura de la Xunta de Galicia, Román Rodríguez, además de autoridades como el delegado de Defensa en Cantabria, Emiliano Blanco; el coronel jefe de la Guardia Civil, Antonio Orantos; la jefa Superior de Policía de Cantabria, Carmen Martínez, y el presidente de la Cofradía de la Santísima Cruz, José Redondo, entre otros.

El monasterio franciscano de Santo Toribio de Liébana guarda desde la Edad Media el ‘Lignum Crucis’, una reliquia venerada como el mayor fragmento conservado de la cruz de Cristo, que fue traída a Liébana en tiempos de la invasión musulmana.

Gracias a la custodia de la reliquia de la Santa Cruz desde el siglo VIII, el monasterio de Santo Toribio obtuvo en 1512 del Papa Julio II la prerrogativa papal para otorgar a los fieles la indulgencia plenaria de los pecados durante la semana siguiente a la fiesta de su patrón, un privilegio que después se amplió a todo un año. Estos privilegios lo igualan a los años jubilares de Santiago de Compostela, Roma y Jerusalén.