Opinión

¿Réquiem socialdemócrata?

¿Réquiem socialdemócrata?

La crisis en la que vive sumido el PSOE tras una secuencia de varapalos electorales es sintomática del crítico momento que vive la socialdemocracia. No es el único ejemplo. Los índices de popularidad del presidente socialista francés François Hollande diluyen las expectativas socialdemócratas para las presidenciales 2017, toda vez se polariza ente el avance de la extrema derecha del Frente Nacional y la reaparición del populismo de derechas del expresidente Nicolás Sarkozy.
Por otra parte, el reforzamiento del liderazgo de Jeremy Corbyn al frente del Partido Laborista británico tras el Brexit determina el giro más izquierdista de una formación socialista igualmente golpeada por los fracasos electorales. En Alemania, el motor europeo, los comicios generales 2017 no arrojan grandes expectativas para el socialdemócrata SPD. El final de la era Merkel en la Cancillería berlinesa parece más bien presagiar el auge de los populismos de derechas, fortalecidos por la crisis socioeconómica europea y los prejuicios sociales ante el drama de los refugiados.
Tampoco parece un paseo plácido el contexto electoral estadounidense. De decantarse la eventual hegemonía demócrata post-Obama ahora con Hillary Rodham Clinton, muy probablemente será por el apoyo transversal e indirecto que le darán a su candidatura los barones republicanos escandalizados por las excentricidades de Donald John Trump. Con todo, Trump ejemplifica cómo en las sociedades económicamente poderosas, el populismo se incrusta más bien en las clases medias conservadoras, descontentas con un establishment político estático, demasiado “políticamente correcto”.
Por tanto, el pulso fallido de Pedro Sánchez Pérez-Castejón ante la rebelión interna en el PSOE es un ejemplo más del declive de una socialdemocracia que necesita con urgencia reciclarse ideológicamente. La travesía en el desierto socialdemócrata presagia años de confusión e incertidumbre, síntomas que refuerzan las tentaciones extremistas.