Opinión

Los gallegos, ultrajados en los aeropuertos latinos

Los gallegos, ultrajados en los aeropuertos latinos

Los gallegos que viajan a América Latina llevan un tiempo sufriendo constantes abusos y trabas legales por parte de las leyes y los cuerpos policiales de esos países ricos que tratan de proteger sus fronteras de la emigración desesperada y del tráfico de gaitas. Cacheos, violación reiterada de derechos, embarques de retorno por la fuerza hacia España sin explicación alguna, exigencia de numerosos permisos excepcionales, garantías de liquidez, etc. En esencia, la policía actúa advertida por el acento gallego y el color de piel, con colorete en los molletes provocado por el aire de las rías. Es una situación de sumisión y racismo que los gallegos deben ir aceptando, son los nuevos tiempos. Ahora vienen los latinos en primera clase, se compran por cuatro duros la caja de ahorros que los gallegos crearon y que los españoles rescataron con su propio dinero y se llevan para Venezuela una plusvalía legalizada pero injusta, como las grandes corporaciones españolas han hecho durante siglos con Suramérica. Se compran el mejor astillero de Vigo a precio de burla y se llevan la tecnología para México. Galicia se está convirtiendo en un desierto económico e industrial que sólo va a poder exportar muertos de hambre dispuestos a arrastrarse como hizo hace ochenta años. En realidad, con estas operaciones para vender el país no han ganado ni los gallegos ni nuestros compañeros americanos. Ganan los clásicos malos, los de América y los que traicionan Galicia, que se las arreglan para joder acá y allá y llevarse muy bien entre ellos.