Opinión

El nuevo MERCOSUR

El reciente ingreso de Venezuela en el MERCOSUR plantea una serie de escenarios estratégicos de vital relevancia no sólo para el proceso de integración sudamericano sino para observar la consolidación de este bloque comercial como un importante actor económico global.

El reciente ingreso de Venezuela en el MERCOSUR plantea una serie de escenarios estratégicos de vital relevancia no sólo para el proceso de integración sudamericano sino para observar la consolidación de este bloque comercial como un importante actor económico global.
    Con la crisis paraguaya en el trasfondo, determinada por el aislamiento regional del gobierno de facto de Federico Franco tras la destitución parlamentaria del ex presidente Fernando Lugo, MERCOSUR parece robustecerse con el ingreso venezolano, principalmente desde el punto de vista energético y por la estratégica posición geopolítica venezolana hacia el Mar Caribe y la región andina. Con un nuevo miembro, MERCOSUR amplía su 270 millones de consumidores, siendo el sexto actor económico global en importancia.
    Desde el punto de vista atlántico, MERCOSUR siempre observó como referencia de integración a la Unión Europea, actualmente ésta sumida en una crisis económica. Un aspecto relevante si tomamos en cuenta que hasta el ingreso venezolano, el MERCOSUR adolecía de una serie parálisis política que cuestionada su vigencia ante el aumento de otros organismos de integración, como la UNASUR, el ALBA y la CELAC.
    Con cinco miembros, las asimetrías dentro de MERCOSUR serán evidentes. La potencia emergente de Brasil contrastará con el potencial energético venezolano y la aparente recuperación argentina, intensificando la dependencia de Uruguay y Paraguay de este ente de integración.
Desde el punto de vista político, diversos analistas y medios recelan del ingreso venezolano, argumentando la posibilidad de proselitismo político por parte del presidente Hugo Chávez Frías y la eventual utilización de MERCOSUR como plataforma de ampliación del ALBA, en especial ante la posibilidad de que países como Bolivia y Ecuador ingresen en MERCOSUR. Aquí es donde el factor de equilibrio de Brasil puede ser más evidente, sin menoscabar las tensiones que esto puede generar.     
En todo caso, el ingreso venezolano a MERCOSUR es una buena noticia para este organismo que corría el riesgo de inercia y parálisis prolongada. Del mismo modo, el presidente Chávez se anota un importante logro en materia de política exterior que, inevitable pero indirectamente, tendrá repercusiones en el actual contexto electoral venezolano.
Los retos dentro de MERCOSUR serán nivelar las asimetrías y posibles pulsos, principalmente entre Brasil y Venezuela, así como vertebrar mayores canales de asociación con otros organismos regionales, en especial la UNASUR. Escenarios que confirman porqué la integración latinoamericana quiere transitar por caminos y canales autóctonos, distanciada de modelos exteriores. El nuevo MERCOSUR abre así una nueva geopolítica sudamericana.