Beneficiaria de una beca BEME, cursa un máster de Dirección de Empresas en la USC

Valentina Pita: “Yo quería volver a Galicia y no sé qué otra posibilidad tendría si no fuera en estas circunstancias”

Valentina Pita es ejemplo de joven descendiente de emigrantes gallegos con inquietudes y ambiciones profesionales. A sus 23 años, esta venezolana, que se graduó en Psicología en México, cursa en la Universidad de Santiago un máster en Dirección de Empresas. Su aspiración es sacar adelante un proyecto empresarial que consiste en crear una consultoría de marketing digital enfocado a las redes sociales, que le sirva de trampolín para adentrarse en el mundo del neuromarketing.

Valentina Pita: “Yo quería volver a Galicia y no sé qué otra posibilidad tendría si no fuera en estas circunstancias”
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Valentina Pita cursa un máster en la Universidad de Santiago de Compostela.

La situación en Venezuela llevó a Valentina Pita a desplazarse de Caracas a México para graduarse en Psicología. Transcurrido ese tiempo de estudios, llegó para ella el momento de apostar por el sueño que llevaba años anidando en su interior, que no era otro que trasladarse a vivir a Galicia, donde conserva parte de sus orígenes.

Nacida en la capital bolivariana, pero nieta de gallegos, Valentina ya había pisado suelo patrio en dos ocasiones y la sensación que le causó el ambiente le marcó de modo profundo. El paisaje, la amabilidad de sus gentes, la gastronomía… le influyó de tal manera que instalarse en la comunidad autónoma gallega se convirtió para ella en el principal aliciente de su vida. Y ‘abofé’ que lo cumplió. A sus 23 años, esta joven caraqueña cursa en la Universidad de Santiago de Compostela (USC) un máster en Dirección de Empresas para llevar adelante su proyecto empresarial consistente en crear una consultoría de marketing digital enfocado a las redes sociales. Pero aún hay más, su idea es que los estudios que realiza –gracias a la beca que le concedió el Gobierno gallego– sean para ella una punta de lanza de un proyecto más ambicioso en el área del neuromarketing.

¿De qué va esto? Pues, según nos explica, se trata de “un área del marketing enfocado a la psicología del consumidor” en la que se estudia “la reacción de las personas ante determinados estímulos, pero de manera fisiológica”. O sea, de aplicar las tecnologías de la neurociencia al marketing. De este modo, “de la manera más sencilla, se utiliza la tecnología para medir la reacción cerebral de las personas hacia ciertos colores, ciertos estímulos o ciertas formas, para entender qué pasa fisiológicamente en el consumidor a la hora de presentarles nuestros productos, nuestros eslóganes”.

La oportunidad parece que se le sirve en bandeja, ya que la universidad compostelana oferta contratos de prácticas en una empresa pionera en neuromarketing en la que le gustaría adquirir las nociones necesarias para, además de a la consultoría digital en el apartado de redes sociales, dedicarse también a diferentes áreas del marketing digital y al neuromarketing, disciplina que lleva alrededor de cinco años desplegándose, pero que ya “está en boca” y que “empieza a llegar a Latinoamérica”, asegura Pita.

Valentina se enteró de las becas BEME –Bolsas Excelencia Mocidade Exterior– de la Secretaría Xeral de Emigración de la Xunta estando en México, donde vivió el último lustro, tras acabar sus estudios en el colegio a los 18 años. Ya por entonces se planteó la posibilidad de instalarse en Galicia, pero las circunstancias la condujeron hacia el país azteca, donde también conserva familia.

Una vez tuvo conocimiento de las ayudas para formarse en Galicia, no lo pensó dos veces. “Me postulé para la beca, porque mi idea es quedarme en España, sobre todo, en Galicia, a desarrollar el proyecto”, ya que, hoy en día, gracias a las nuevas tecnologías, “es posible trabajar ‘online’ desde cualquier parte del mundo”. Y como las circunstancias permiten elegir, “yo elijo vivir en Galicia porque me está encantando; es espectacular, se come increíble, la gente es supercálida y, en ese sentido, es lo más parecido a mi cultura y, además, aquí están mis raíces”, confiesa la joven.

Es la primera vez que esta nieta de gallegos, de Cariño, en la Ría de Ortigueira –a una hora escasa de la localidad coruñesa de Ferrol– disfruta de una beca de estudios con estas condiciones. Y asegura que está encantada.

“Es maravilloso, es una oportunidad increíble porque fomenta la formación académica, que es superimportante”, dice. Además, añade, abre la puerta “a personas en tu misma situación que quieren retornar a sus orígenes y que no podrían hacerlo de no contar con una iniciativa de estas características”, teniendo en cuenta que “te dan ayudas para que te puedas sostener aquí durante un año”, añade.

En su caso, todos esos conceptos que contempla la beca han sido determinantes. “Yo sabía que quería retornar a España, volver a Galicia, pero soy demasiado joven y no sé qué otras posibilidades tendría de poder hacerlo si no fuera en estas circunstancias”, comenta. Por eso, añade: “Para mí, es una oportunidad increíble en este contexto que vivimos los latinoamericanos”, al margen de lo que está ocurriendo en Venezuela, ya que, de lo contrario, asegura que se vendría igual.

La joven becaria se muestra satisfecha por el hecho de que “alguien está apostando por mi educación, por mi formación, y me está ayudando para sacar adelante este máster y ser más competitiva en el mercado, porque en España hay muchísima competencia laboral”, comenta.

En Santiago, donde lleva apenas dos meses, comparte piso con otras dos chicas, en un lugar muy próximo a la universidad. Se trata de una ciudad “muy cuidada y peatonal”, con una tradición histórica y cultural, de valor monumental, en la que, confiesa, se encuentra muy a gusto.

Historia familiar

España siempre fue el ‘plan A’ para esta nieta de gallegos que escogieron Venezuela para instalarse como emigrantes. En el país bolivariano nació su padre, quien, a los pocos meses, llegó a Galicia como consecuencia del retorno familiar. Pero a los 24 años se volvió para Caracas donde conoció a su esposa, venezolana, y donde todavía reside. Pese a la distancia, Galicia siempre estuvo presente en el ánimo de este hombre, comerciante de profesión, quien no olvida a los suyos ni su entorno. Para muestra, lo que cuenta su hija, quien reconoce que siempre se mantuvo en comunicación con sus familiares en la comunidad autónoma gracias a la influencia de su padre y, al igual que los descendientes de otros emigrantes, tuvo ocasión de conocerla. Tanto es así que, antes de venir a estudiar el máster, Valentina ya había estado en A Coruña, Santiago y en parte de Lugo, además de en Cariño.

“Yo conocía la cultura; ya sabía que la gente de Galicia es muy cálida, muy amable, muy de protección, y al haber crecido con un gallego y teniendo familia en Galicia, yo ya sabía a lo que venía”, comenta la joven. Sus dos hermanos, varones, también fijaron la vista en España. De hecho, el mayor ya se instaló en Madrid y el pequeño, quien todavía estudia en la universidad, tiene la idea de optar a un máster de la Xunta cuando se le presente la ocasión.

Otros descendientes de gallegos también pueden aprovechar esta oportunidad que puso en marcha el departamento de Emigración de la Xunta en el curso 2017-2018 y que este año va por la cuarta edición. Para informar de ello, se realizan charlas en entidades vinculadas a la colectividad y se dispone, además, de las redes sociales, de las que se vale Valentina –porque es lo que domina, apunta–, así como otros beneficiarios para comunicar a “conocidos y desconocidos” las bondades de unas becas que abren la puerta a los jóvenes de la emigración a formarse en una universidad gallega. “Son oportunidades que la gente no sabe que existen, pero que las están buscando”, asegura la becaria.

El problema del coronavirus la cogió de lleno en uno de los focos de Galicia que más está acusando los efectos de la pandemia, pero ella valora las medidas preventivas que se han establecido en la facultad, de ahí que se sienta “segura y tranquila”. Respecto a la ciudad, no considera que las restricciones para luchar contra el Covid-19 sean limitantes o nada a lo que uno no se pueda adaptar. En el supuesto de que fuera necesario intensificarlas, tampoco lo ve un problema, puesto que “ya está el protocolo de clases ‘online’ planificado”, asegura.