Natural de Venezuela, cursa un máster en Gestión del Desarrollo Sostenible en Vigo

Raúl Lafuente: “Para mucha gente, sobre todo de América Latina, sería muy difícil emprender un proyecto de vida así si no fuera por las becas”

P.Raul LafuenteLas becas BEME son una ayuda “extraordinaria”, ya que “sería muy difícil para alguien que está sobre todo en América Latina, emprender un proyecto como este si no fuera por estas becas”, comenta Raúl Lafuente, uno de los 73 alumnos del exterior que este año cursan un máster en la Universidad de Vigo. Procedente de Venezuela, se siente satisfecho de poder residir en Galicia –“en la tierra de mi padre”, dice–, y su idea es quedarse, aunque “las circunstancias terminarán decidiendo por mí”, remarca.

Raúl Lafuente: “Para mucha gente, sobre todo de América Latina, sería muy difícil emprender un proyecto de vida así si no fuera por las becas”
Raul Lafuente
Raul Lafuente, natural de Venezuela, estudia en Vigo con una beca BEME.

El programa de becas que la Xunta de Galicia puso en funcionamiento hace ya cinco años para atraer talento del exterior a la comunidad autónoma, además de orientado a favorecer sus intereses –que sirva para contribuir tanto al impulso demográfico de la región como a su desarrollo económico–, cumple también con un doble objetivo desde el punto de vista de los beneficiarios. Por una parte, les permite ampliar su formación académica de modo presencial en una universidad gallega, y, por otro, les acerca al sueño que muchos de ellos albergan desde su infancia, que no es otro que reencontrarse con sus orígenes.

Raúl Lafuente, uno de tantos hijos de gallegos que han nacido y se han criado en el extranjero, vio colmadas, gracias a las becas BEME (Bolsas Excelencia Mocidade Exterior), esas dos aspiraciones: la de realizar un máster que completara sus estudios de grado y la de “profundizar aún más en el vínculo que ya tengo con Galicia, desde el punto de vista legal y familiar”, comenta.

La distancia, lejos de situarlo en el olvido, convirtió a este joven, nacido en Venezuela, aunque con orígenes en A Coruña, en añorante de su procedencia, y es por iniciativa del Gobierno gallego que hoy se encuentra residiendo en Galicia, “en la tierra de mi padre –dice–, que, desde el año 1972, no volvió” al país.

Raúl ejerció como profesor de escuela en el área de Ciencias Sociales en la República Bolivariana y también en Chile, donde vivió los últimos años, y el máster en Gestión del Desarrollo Sostenible que este curso realiza en la Universidad de Vigo –tras ser seleccionado entre las 200 personas que optaron a la beca BEME este año–, le ofrece la oportunidad de “retomar mi carrera profesional”, reconoce.

Másters y cursos de postgrado se inscriben dentro de estas ayudas que la Xunta, a través de la Secretaría Xeral de Emigración, presta a los gallegos en el exterior, tanto a los que han abandonado el país recientemente, como a los descendientes de emigrados que residen en el extranjero, a través de las BEME, dotadas con presupuestos que oscilan entre 7.000 y los 11.000 euros, dependiendo de la especialidad y de la duración del curso.

Raúl considera la iniciativa “extraordinaria”, ya que “sería muy difícil para alguien que está sobre todo en América Latina, emprender un proyecto como este si no fuera por esta ayuda”. A su modo de ver, “quizá uno de los temores que tienen muchos al otro lado del Atlántico es que cambiar de país implica abandonar la zona de confort, salir a la aventura, afrontar lo desconocido, la incertidumbre”. Sin embargo, las becas “permiten no solo canalizar un poco más este proceso de retorno, sino que, además, brindan la certeza a quienes tienen el deseo de establecer en Galicia de volver a reencontrarse con los orígenes de sus padres”.

Desde este punto de vista, “es extraordinario”, repite, porque “Galicia puede sacar mucho provecho de esto” y se produce “un beneficio mutuo”, ya que, gracias a las becas, a la región “vienen personas de todas las partes del mundo con distintas profesiones y todas con excelencia académica, se supone, porque reunieron los requisitos que les permitieron ser beneficiarios de la beca”.

Los pocos días de estancia que lleva en Galicia –nunca había estado antes aquí, dice– le han servido para tomarle el pulso a la región y percatarse de que hay cuestiones que son “muy fáciles” de cumplir y otras más “complicadas”. Entre lo fácil destaca “la cultura y la forma de ser de la gente”, ya que “hay ciertos hábitos que son comunes con los que existen en América Latina, y más en un país como Venezuela que tiene mucha influencia gallega por la cantidad de inmigrantes” de esta procedencia que la habitan. 

Pero cambiar de residencia, y máximo cuando ello conlleva un cambio de país, supone abrirse a un mundo nuevo con dificultades que, a juicio de Raúl, en España vienen del lado de las exigencias de tipo administrativo, que contrarrestan las facilidades que reporta la vida en una comunidad autónoma como la gallega.

Por lo que ha podido comprobar en el poco tiempo que lleva residiendo en la comunidad autónoma, “los alquileres” y “algunos trámites burocráticos” complican la llegada a aquellos que tienen la idea de establecerse.

Una vez en Galicia, Raúl tiene pensado quedarse a vivir en esta región española del noroeste, pero “las circunstancias futuras serán las que en última instancia terminarán decidiendo por mí”, asegura.