Un poeta preocupado por el destino del ser humano

Un poeta preocupado por el destino del ser humano
Xose Maria Diaz Castro
Xose Maria Diaz Castro.

Xosé María Díaz Castro nació en Os Vilares de Parga (Guitiriz-Lugo) en 1914.

A los 17 años ingresó en el Seminario de Mondoñedo y cuando salió, en 1936, ejerció de profesor de Enseñanza Media en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra). En 1948, tras licenciarse en Filosofía y Letras, se trasladó a Madrid, donde alternó la docencia con la traducción en el Ministerio de la Gobernación. También trabajó en el Instituto de Cultura Hispánica y en el Consejo Superior Científico.

Escribió los primeros versos a los 12 años y su primer poema lo publicó a los 16 en la revista ‘Lluvia de rosas’ (Tarragona) de la que fue colaborador. Desde Madrid publicó asiduamente poemas en la revista ‘Alba’.

Su consagración se produce con la aparición del tomo IV de la ‘Escolma da poesía galega’ (1955) de Francisco Fernández del Riego. También publicó poemas y artículos de crítica y ensayo en periódicos de Vilalba, Mondoñedo, Viveiro, Lugo, Pamplona, Vigo y en las revistas ‘Estafeta literaria’ e ‘Ínsula’ de Madrid.

En 1946 publicó ‘Nascida dun sono’ y ‘El cántico de la ciudad’ y en 1961 ‘Nimbos’, su obra más importante, con la que ejerció una considerable influencia en los poetas en lengua gallega posteriores, por su perfección y por su preocupación por Galicia y los problemas básicos del ser humano, la vida, la muerte y el tiempo.

Publicó, además, traducciones al gallego y al castellano de poetas y prosistas europeos y multitud de poemas y los libros ‘Sombra radiante’ y ‘Mediodía’.

Su poema ‘Penélope’ fue traducido al francés en la antología Terre d'Espagne de Francoise Pechère y aparece la referencia crítica a su obra en la revista alemana ‘Humboldt’. En 1946 ganó los primeros premios de poesía gallega y castellana en los Juegos Florales de Betanzos (A Coruña).

Díaz Castro, quien falleció en Lugo en 1990, suele ser encuadrado dentro de la Generación del 36 al lado de poetas como Ricardo Carvalho Calero, Celso Emilio Ferreiro y Aquilino Iglesia Alvariño. En su obra se muestra una reflexión sobre el destino humano a través de la preocupación existencial y religiosa y de comunión con la naturaleza.