Después de cinco años como cónsul en Zúrich, “me llevo una gran carga de vivencias”

Juan Carlos Gafo: “La pandemia constituyó un importante reto, pero este Consulado nunca cerró al público”

La vida de Juan Carlos Gafo, cónsul de España en Zúrich los últimos cinco años, es una verdadera aventura llena de cambios y experiencias en diferentes partes del mundo.

Juan Carlos Gafo: “La pandemia constituyó un importante reto, pero este Consulado nunca cerró al público”

Nacido en Madrid en una familia de clase media, siempre tuvo una fuerte atracción por otras culturas y lenguas desde una edad temprana. Después de pasar por la Marina y convertirse en jurídico de la Armada, finalmente logró cumplir su sueño de convertirse en diplomático. Su carrera diplomática comenzó en España, pero pronto lo llamaron para participar en una Conferencia de Paz sobre Oriente Medio en 1991, marcando el comienzo de una serie de asignaciones internacionales relacionadas con los derechos humanos. En particular, pasó tres años en Jerusalén, donde España apoyó un papel importante en el proceso de Paz de Oriente Medio y donde nacieron sus dos hijos. Luego, se mudó a Irán, una experiencia desafiante pero enriquecedora debido a su cultura única y sus reglas estrictas. A pesar de las dificultades, aprendió a respetar los códigos locales y a disfrutar de la vida en el país.

Después de su tiempo en Irán, se trasladó a Buenos Aires, en un período tumultuoso caracterizado por cambios políticos y económicos drásticos. España tenía una presencia significativa en Argentina en ese momento y él experimentó de primera mano los desafíos y oportunidades que surgieron durante esa época, como el ‘corralito’. De regreso a España, asumió varios cargos importantes, incluido el de director general de protocolo de la Presidencia del gobierno. Sin embargo, su carrera sufrió un revés cuando cometió un error en las redes sociales con un tuit inapropiado, lo que lo llevó a dimitir y pedir disculpas en multitud de ocasiones.

Buscando un nuevo comienzo, se trasladó a Australia durante cuatro años antes de finalmente obtener su asignación en Zúrich. En Suiza, encontró un equilibrio perfecto entre su trabajo consular y la participación en actividades culturales. A pesar de los desafíos de la pandemia, el Consulado en Zúrich se mantuvo abierto y adaptó sus servicios para atender a la comunidad española. Esta labor de cinco años ha destacado por su cooperatividad desde el minuto uno. Uno de los logros más relevantes ha sido, sin duda, la colaboración con el CRE (Consejo de Residentes Españoles) en la organización de charlas informativas para la comunidad española en el extranjero, acercando las instituciones a la ciudadanía y abordando temas como fiscalidad, nacionalidad, las ALCE y atención consular a mujeres víctimas de violencia de género. También cabe destacar la apertura de una biblioteca gratuita en las instalaciones consulares en colaboración con el Ateneo Español de Zúrich, incluyendo una sección infantil para el disfrute de todos. Juan Carlos Gafo ha fomentado el asociacionismo y ha participado activamente en la vida social y cultural de la diáspora, asistiendo y organizando eventos dedicados a la ciencia y la música.

En resumen, la vida de Juan Carlos Gafo es una narrativa de aventuras y cambios constantes, marcada por un profundo interés por otras culturas y un compromiso con el servicio público y la comunidad española en el extranjero. Ha experimentado desafíos y triunfos en su carrera diplomática, pero siempre ha mantenido su pasión por conocer y aprender de los lugares a los que ha sido asignado. Su tiempo en Zúrich ha sido una experiencia especialmente gratificante en la que ha podido combinar su amor por la diplomacia con una vida equilibrada y la oportunidad de brindar ayuda a sus compatriotas en Suiza. En el país helvético deja uno de sus tesoros más preciados, su hijo, multitud de amigos y la gran impronta de un trabajo bien hecho. Ha cerrado una etapa con el agradecimiento de los coterráneos que le han transmitido los mejores deseos para su nueva etapa y proyecto de vida.

Aún inmerso en el caos que provocan las mudanzas, los cambios de vida, las despedidas y las reincorporaciones, principalmente, ha tenido la amabilidad de contestar a algunas preguntas para este medio.

Pregunta. Se le conoce como una persona cercana, sociable, amante de la cultura, de los deportes y de los viajes. ¿Quién es realmente Juan Carlos Gafo?

Respuesta. Todos somos seres complejos y nunca es fácil definirse en unas palabras, aunque todo lo que menciona son, en efecto, algunas de mis aficiones y algunos de los rasgos de mi carácter. Me considero, ante todo, una persona normal, que ha tenido la fortuna y el privilegio de desarrollar su vocación, de formar una familia y de gozar a lo largo de su vida de experiencias únicas y enormemente enriquecedoras.

P. ¿Puede hablarnos un poco sobre sus responsabilidades como cónsul de España en Zúrich y cuál ha sido el propósito principal de su puesto?

R. Un cónsul debe ser, ante todo, una persona al servicio de su comunidad y ello conlleva asistir al conjunto de españoles que residen en su demarcación en todos los aspectos de su vida administrativa (registral, documental, social, asistencial y electoral, entre otros), pero también conocer sus problemas y trasladarlos a las autoridades centrales, intentar mejorar los servicios de atención e información, fomentar y mejorar las relaciones con las autoridades suizas y los representantes de otros países, impulsar actividades en apoyo de la colectividad y trasladar una imagen positiva de España que redunde, en definitiva, en un mejor posicionamiento de nuestro país y en un mejor servicio a favor de nuestra emigración.

P. En cuanto a los servicios consulares, ¿cuáles han sido las principales solicitudes o asuntos que ha atendido su consulado durante este tiempo?

R. Además del trabajo ordinario de cónsul, he intentado acercarme lo más posible a nuestra comunidad de españoles, conocer sus problemas, organizar actividades informativas, potenciar la cultura y el arte como formas de encuentro e intercambio, desarrollar las redes sociales que, por cierto, no existían cuando me incorporé a mi puesto. En definitiva, abrir el Consulado a nuestra comunidad y convertirlo, en la medida de lo posible, en la casa de todos los españoles.

P. En términos de promoción de los lazos culturales y económicos, ¿qué actividades o eventos ha llevado a cabo su Consulado para fomentar estas relaciones entre España y Suiza?

R. Las relaciones económico-comerciales entre Suiza y España constituyen uno de los aspectos más importantes de nuestra relación bilateral y han mejorado sustancialmente. Se ha multiplicado el comercio, la inversión y el turismo entre ambos países y ello ha fortalecido también nuestra economía y nuestros sectores productivos, ha generado riqueza y puestos de trabajo y ha trasladado una imagen de nuestro España como país serio y competitivo, en donde merece la pena invertir y con el que se puede y debe contar como socio comercial. Por otro lado, nuestra emigración a Suiza, tanto la que llegó hace décadas como la más moderna, ha trasladado una excelente imagen de nuestra sociedad: trabajadora, responsable, honesta y preparada. Los profesionales españoles son valorados y demandados en un buen número de sectores productivos y de servicios y han contribuido de forma significativa al desarrollo y a la riqueza de Suiza, el país que generosamente les acogió y acoge. En cuanto a los lazos culturales, es muy significativo el creciente interés de los suizos por nuestra rica y variada cultura y sus manifestaciones artísticas, por nuestra lengua, por nuestra gastronomía. Ojalá algún día se pueda hacer realidad el sueño de contar con un Instituto Cervantes en Zúrich, lo que constituiría un impulso importante para el fomento de nuestras relaciones culturales.

P. ¿Cuáles considera que han sido los mayores desafíos o dificultades a los que se ha enfrentado como cónsul de España en Zúrich y cómo los abortó? ¿Y si tuviese que destacar un logro o un reto conseguido?

R. Los desafíos han sido múltiples. La comunidad de españoles registrados en la demarcación de este Consulado General ha crecido en casi 10.000 personas durante estos cinco años y el personal del Consulado no ha aumentado al mismo ritmo, es más, ha menguado por diversas razones (jubilaciones, promociones internas, traslado a otras oficinas de la Administración). Ello ha provocado una creciente sobrecarga de trabajo. La reciente Ley de Memoria Democrática y la eliminación del voto rogado y el consecuente aumento del número de votantes en los últimos procesos electorales han sido también factores que han contribuido al incremento de dicha carga. La pandemia constituyó un importante reto, pero este Consulado nunca cerró al público ni estableció obligatoriedad alguna de cita previa. Durante la pandemia se multiplicó exponencialmente la actividad informativa, las consultas telefónicas y la actividad de algunos servicios, como el notarial. Todo ello lo afrontamos gracias al compromiso y la entrega de un excelente equipo de profesionales. En cuanto a los logros, creo modestamente que se ha mejorado la atención en general, aunque persistan carencias, especialmente en la atención telefónica derivadas de la mencionada falta de personal y que hemos conseguido un significativo acercamiento a nuestra comunidad, a las instituciones en las que se articula (Centros españoles, CRE, etc.) y a los diferentes sectores de actividad profesional en los que dicha comunidad presta sus servicios (ciencia, arte y cultura, empresa, banca, arquitectura, gastronomía y tantos otros).

P. Entendiendo que la protección de los ciudadanos españoles es una prioridad para usted. ¿Podría compartir algún ejemplo específico de cómo ha brindado asistencia consular en casos de emergencia?

R. Hay muchos tipos de emergencias, desde las más sencillas y habituales (robo o extravío de documentación) o aquellas provocadas por situaciones de extrema indefensión (por razones psicológicas o materiales, por ejemplo) pasando por las derivadas de la violencia de género que hemos visto incrementarse en los últimos años, los detenidos que requieren de comunicación y asistencia, hasta los accidentes con resultado de heridos o fallecidos. De estos últimos hemos tenido, lamentablemente, algunos. El más grave fue el fallecimiento de cinco españoles por una riada sobrevenida cuando estaban practicando barranquismo. En estos casos, es importante apoyar a las familias y personas cercanas y facilitar la comunicación con las autoridades, además de gestionar los trámites para la inscripción de la defunción y, en su caso, el traslado de los cadáveres. Quiero destacar la importante labor que desarrollan en este ámbito las personas que atienden 24/24 nuestro teléfono de emergencia y el servicio de asuntos sociales del Consulado General.

P. Su mandato ha estado marcado por una pandemia universal. ¿Cómo se ha gestionado esta situación tan complicada?

R. La pandemia representó, como usted señala, un reto especialmente complejo. Además de lo que ya he mencionado, el Consulado asistió a un buen número de españoles que se trasladaron a España vía Zurich/Suiza desde otros puntos del mundo por diferentes medios (avión y autobús, principalmente). Como he dicho antes, la pandemia multiplicó de forma significativa la labor de consulta y asesoramiento, incluido el psicológico, la atención telefónica y la labor de coordinación con otros consulados, oficinas sectoriales y nuestra Embajada en Berna para trasladar en cada momento las reglamentaciones en vigor en materia de viajes entre España y Suiza u otros países, las exigencias en materia sanitaria en ambos casos y atender las necesidades más perentorias de nuestros compatriotas.

P. ¿Qué puede destacar de su relación con el gobierno y las autoridades locales durante su mandato?

R. Aunque las relaciones con las autoridades suizas son, en gran medida, competencia de nuestra Embajada en Berna, este Consulado General ha mantenido un contacto fluido con las de los 16 cantones que componen su demarcación, además de con las autoridades locales, en especial con las de Zúrich, así como con las del Principado de Liechtenstein, país que también integra nuestra demarcación.

P. ¿Cuál es su evaluación general como cónsul en este país?

R. Eso es algo que corresponde hacer a los miembros de nuestra comunidad. Imagino que siempre hay luces y sombras, pero yo me voy muy satisfecho y con la conciencia de haber intentado hacer lo posible por mejorarlas.

P. Han sido cinco años al frente de una de las colonias españolas residentes en el exterior más grandes de Europa. ¿Nos puede orientar sobre las cifras de los españoles inscritos en el consulado a día de hoy? En otros países existe una gran cantidad de españoles que no acuden al consulado a inscribirse.

R. El Consulado General en Zúrich está en torno a los 50.000 inscritos, a los que debemos añadir al menos un 20% más, según nuestros cálculos, que no están inscritos pero que en algún momento acaban requiriendo algún trámite consular.

P. ¿También ocurre esto en Zúrich? ¿Cuál cree que es la razón?

R. Hay diversas razones, desde la mera pereza o la escasa vinculación con la realidad de España, especialmente patente en segundas y terceras generaciones, es decir, hijos y nietos de la primera oleada de nuestra emigración, hasta el temor a perder prestaciones sociales, médicas o incluso de carácter local y, como no, por motivos fiscales. Además de una obligación, creo que el registro en el Consulado es, a medio y largo plazo, beneficioso y puede evitar indeseables problemas administrativos.

P. Supongo que para ejercer una carrera diplomática debe tener un poder de adaptación e integración a corto plazo increíble. Después de haber vivido en tantos países, se habrá tenido que desprender de muchas cosas y llenar la maleta con otras. ¿Qué tiene que dejar en Suiza y qué se lleva de ella?

R. Suiza ha representado una experiencia única, llena de satisfacciones en el terreno personal y profesional. Me llevo una gran carga de vivencias, de amigos, de momentos de felicidad. Dejo también muchas personas queridas –entre ellas, uno de mis hijos, que se queda a vivir y a trabajar aquí– y el privilegio de disfrutar de una gran calidad de vida, no solo material, sino ante todo espiritual y afectiva. Después de muchas mudanzas y de haber vivido en 7 países diferentes, siempre hago un balance positivo de mi paso por los mismos. Gracias a estos años he coincidido con muchas personas increíbles y he hecho buenos amigos, con los que estoy en muchos casos en contacto gracias a las redes sociales, que de otro modo no habría conocido ni tratado. Esto es, en definitiva, la mayor riqueza y lo más importante en la vida. Y quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a todos los que me han acompañado, apoyado y, por qué no, criticado durante este apasionante viaje de cinco años que ha representado mi puesto en Zúrich.

P. Se dice que detrás de un buen hombre siempre hay una gran mujer. ¿Qué significa para usted su compañera de vida y qué papel ha jugado en todos estos años de carrera?

R. Cristina, mi esposa, es la persona sin la cual todo esto no habría sido posible. Ha sido siempre mi apoyo en los momentos y circunstancias más difíciles y realiza una labor increíble, aunque muchas veces oculta y siempre discreta para proporcionarme la estabilidad y la fuerza que necesito día a día. En el mundo diplomático, nuestras parejas no siempre lo tienen fácil, pues muchas veces han de renunciar a sus carreras, a su familia y amigos y aceptar e integrarse en una vida en la que no son, de entrada, protagonistas. Todo esto es psicológicamente duro y exige renuncia y una constante adaptación. Doy un valor incalculable a lo que todo ello significa.