Retornada con su familia en 2019, se instalaron en el pueblo zamorano de su abuelo, Cerezal de Sanabria

Lía Colino: “Le digo a la gente en Argentina que tiene que venir y no solo para ocupar las ciudades, porque en los pueblos también se vive bien”

La familia formada por Lía, Fernando y sus tres hijos responde al perfil del retorno que se está dando en España a raíz de la crisis económica y social que padecen algunos países de Sudamérica: proceden de Hispanoamérica, emigran con la intención de mejorar las condiciones de vida que le ofrece su país y buscan en el nuevo asentamiento unas circunstancias que favorezcan el normal desarrollo personal y académico de sus hijos, convencidos como están de las oportunidades que se les abrirán en un país como España, así como de los beneficios de residir en un espacio más civilizado.

Lía Colino: “Le digo a la gente en Argentina que tiene que venir y no solo para ocupar las ciudades, porque en los pueblos también se vive bien”
Lía Colino y familia
Lía Colino y Fernando Sebastián, con sus tres hijos, el pasado 19 de diciembre, en León.

Lía Colino Nievas, nieta de zamorano emigrado a Argentina después de la guerra civil española, se embarcó con su familia en la audaz aventura de emigrar para mejorar el estilo de vida que llevaban en Buenos Aires y, en 2019, se instalaron en el pueblo de su abuelo, Cerezal de Sanabria, en la provincia castellana y leonesa de Zamora.

“La idea es trabajar y darles un mejor futuro a los niños”, comenta esta retornada, que decidió seguir los pasos de su abuelo, quien, allá por 1986 emprendió el viaje de vuelta y se instaló de nuevo en el pueblo, a donde fueron retornando poco a poco otros miembros de la familia, incluidos su padre, sus tíos o sus primos. “Y ahora, yo”, dijo Lía, en entrevista a ‘Castilla y León en el Mundo’, durante la presentación, el pasado día 19 de diciembre, en León, del programa de la Consejería de Presidencia de la comunidad autónoma castellana y leonesa para colaborar con los retornados.

El traslado tuvo lugar a punto de estallar la pandemia y esa circunstancia desbarató un poco sus expectativas, hasta el punto de que “fue complicado”, reconoce. Pero, “por suerte –asegura–, tengo la casa de mi abuelo” a disposición y “eso ayuda, porque no tengo que pagar alquiler”, añade.

Lía y su marido, Fernando Sebastián Fernández, tuvieron conocimiento de la ayuda que la Junta de Castilla y León concede a los retornados una vez se hubieron establecido en el territorio y, deseosos de contar con un dinero que les facilitara las cosas a la llegada, se aprestaron a solicitarla.

Se trata del programa ‘Pasaporte de vuelta’ que en 2015 activó la Dirección de Acción Exterior de la Consejería de Presidencia, que contempla la concesión a cada beneficiario de una cuantía que oscila entre 2.500 y 5.400 euros, dependiendo de las circunstancias, para cubrir gastos derivados de la primera etapa del retorno. Hasta la fecha, según informa la Consejería, han sido casi 700 las solicitudes concedidas por este concepto.

En su caso, “nos ayudó mucho, porque entonces solo trabajaba mi marido”, dice Lía. Pero, una vez finalizada la crisis sanitaria, las cosas se van encauzando en el terreno laboral para esta familia a la que la experiencia de emigrar le está “resultando bien”. Fernando es bombero forestal y trabaja en las cuadrillas de extinción de incendios en Zamora. El pasado verano “participó en la extinción de los incendios en la sierra de la Culebra”, al noroeste de la provincia, comenta Lía, quien, en su caso, se empleó al principio en el sector de la hostelería, pero, con el tiempo, se animó a desarrollar un proyecto de emprendimiento a pequeña escala y recientemente abrió un pequeño bar en un pueblo cercano a su lugar de residencia, lo que la tiene muy ilusionada. “Me embarqué en esto y hay que probar a ver cómo sale”, comenta.

Lo que en el fondo animó a esta familia a dejar atrás Argentina y situarse en Castilla y León fue, sobre todo, el tratar de “mejorar la calidad de vida de los niños”, y, de momento, el propósito parece cumplido, porque “aquí se vive bien; en el pueblo se crían muy bien, tranquilos y juegan en la calle, cosa que en Argentina no se podía hacer”, reconoce la mujer.

Aunque vivir en un pueblo tiene su dificultad, “por las distancias”, también se reciben “ayudas para el transporte y para el comedor”, y “no hay gastos de escuela”, lo que es igualmente muy importante para una familia recién llegada y con tres niños en edad escolar, uno de los cuales, añade la dificultad de una discapacidad psíquica que, gracias a las ayudas de la Administración autonómica, no constituye un problema a mayores, apunta Lía, porque, asegura, “la Junta también nos ayuda en sus traslados”.

Convencida de que ‘Pasaporte de vuelta’ constituye una buena herramienta para fomentar el retorno, Lía lo considera “una ayuda importantísima”.

Del programa se pueden servir también todos aquellos castellanos y leoneses que están fuera y quieran volver, siempre que reúnan los requisitos exigidos para ello, como son residir en el extranjero y ser mayor de edad; tener la nacionalidad española y ser oriundo o procedente de Castilla y León; acreditar el retorno desde el extranjero a cualquier municipio de esta Comunidad; carecer de bienes inmuebles de valor superior a 50.000 euros; estar al corriente de las obligaciones tributarias y no haberse beneficiado de las ayudas de la Administración autonómica al retorno en años anteriores, entre otros.

Tomando como base su experiencia, desde que se instaló en Zamora, Lía no para de animar a sus conocidos a retornar. “Yo le digo a la gente que está en Argentina que tiene que venir, y que no piensen solo en instalarse en las grandes ciudades, que también está la España vaciada y que en ella se puede salir adelante, porque hay trabajo y en el pueblo los alquileres son baratos”, asegura. Y concluye afirmando que “los niños en el pueblo viven muy bien”.