NACIDO EN EL TEJADO DE BéJAR (SALAMANCA) VIVíA EN GRAND ISLAND (NUEVA YORK)

Fallece con 112 años Salustiano Sánchez, el hombre más anciano del mundo

Salustiano Sánchez Blázquez, nacido en El Tejado de Béjar (Salamanca), falleció el pasado viernes 13 en Nueva York (Estados Unidos de América) a los 112 años, una cifra que durante tres meses le convirtió en el hombre más longevo del mundo. Salustiano era conocido como  ‘Shorty’ en Grand Island (Nueva York), donde vivía y donde murió.

Fallece con 112 años Salustiano Sánchez, el hombre más anciano del mundo
Salustiano Sánchez Blázquez.

A las nueve de la mañana del pasado 15 de septiembre, rumbo a Madrid, se ha marchado de El Tejado de Béjar (Salamanca) Orencio, uno de los escasos familiares que Salustiano Sánchez Blázquez, fallecido el viernes 13 en Nueva York (Estados Unidos de América), tenía en este municipio que lo vio nacer hace 112 años, una cifra que durante tres meses le convirtió en el hombre más longevo del mundo.

El Tejado de Béjar (138 habitantes) es un pequeño municipio de la comarca de Béjar, en cuya falda serrana se asienta a casi mil metros de altitud y desde donde se otea un joven río Tormes que discurre entre las provincias de Ávila y Salamanca.

En este pequeño pueblo, cuya población suele alcanzar edades provectas, apenas se recuerda a Salustiano, cuyo nombre de origen latino precisamente hace referencia a la persona que goza de una vida sana y saludable, ya que con apenas 17 años emigró como tantos españoles a Cuba para trabajar en la zafra de azúcar.

Sólo los más mayores de El Tejado recuerdan lo que les contaban sus padres, cuando eran pequeños, respecto a las familias que salieron a principios del siglo pasado hacia Iberoamérica, fundamentalmente hacia Argentina y Cuba.

Nicolás Blázquez, que pasa de los 70 años, ha recordado una de las canciones que hacía referencia al antiguo vecino de El Tejado, y que durante dos meses y medio se había convertido en el más viejo del mundo: Salustiano toca el badil; Nicolasa, las tenazas; su padre tira brincos y su madre, perindola”.

Salustiano ha sido conocido durante muchos años como aquel familiar de los herreros de El Tejado que con 17 años se fue del pueblo en dirección a Cuba, del que apenas se tuvo más noticias salvo por lo que contaban su hermana Nicolasa o alguno de sus sobrinos, como Orencio, que con 80 años vive ya en Madrid.

Pero los vecinos de este pequeño municipio no recuerdan nada de Salustiano, ‘Shorty’ como era conocido en Grand Island (Nueva York), donde vivía y donde murió.

El alcalde de El Tejado, José Luis Gutiérrez, que desempeña este cargo desde hace más de 20 años, ha explicado que iban a colocar una placa en el único parque que hay en el pueblo, junto a la casa donde “se supone” que vivió Salustiano hasta que emprendió su periplo americano.

“Ahora tendremos que esperar hasta el próximo pleno, en el mes de octubre, para decidir si continuamos o no con la idea de darle un homenaje o un reconocimiento”, ha añadido el alcalde respecto a la persona que, por su longeva vida, ha contribuido a difundir por el mundo el nombre de este núcleo geográfico.

Hace medio año, en el pueblo se volvió a saber sobre la existencia de Salustiano, “cuando un abogado de Madrid nos pidió un certificado de nacimiento” de aquel vecino que “se fue a hacer las Américas”, ha recordado el alcalde.

Teresa, una mujer que ayuda en las labores previas a que el sacerdote dé la misa del domingo, ha expresado su sentimiento ante la muerte de Salustiano: Que todos nos vayamos muriendo a esos años...”.

Crescencio, vecino de El Tejado de Béjar, de 79 años, recuerda los 900 habitantes que llegó a tener el pueblo frente a los 130 que hay ahora; o las cuatro escuelas que había para 140 niños, cuando en estos momentos no funcionan por falta de alumnos.

Mientras recorre el pueblo, mostrando dónde han vivido los familiares de Salustiano, Crescencio trenza un relato de los vecinos que tienen más de 95 años de El Tejado, aunque ya la mayoría viven fuera de la localidad.

“Somos un municipio longevo”, añade, aunque sólo Benita, una mujer que vive en Valencia, tiene “102 o 103 años”.

Y durante este recuerdo, otros vecinos se apuntan al paseo, pero ninguno sabe mucho más de Salustiano, quien se ha ido envuelto en el mismo anonimato con que abandonó su pueblo por primera vez hace 95 años, aunque a partir de ahora se le recordará como aquel hombre que durante dos meses y medio se convirtió en el más longevo del mundo y que dio a su tierra un poco de renombre.