LA OBRA, EDITADA POR PIGMALIóN, ES UN LIBRO DE SENTIMIENTOS Y REFLEXIONES

Se presentó en Madrid el poemario ‘Me diste la tierra’, de la coruñesa Branca Vilela

La Casa de Galicia en Madrid acogió la presentación del poemario ‘Me diste la tierra’, de la poetisa coruñesa de Fisterra Branca Vilela, publicado por Ediciones Pigmalión, un libro sobre sentimientos y reflexiones.

Se presentó en Madrid el poemario ‘Me diste la tierra’, de la coruñesa Branca Vilela
Un momento de la firma de ejemplares.

La Casa de Galicia en Madrid acogió la presentación del poemario ‘Me diste la tierra’, de la poetisa coruñesa de Fisterra Branca Vilela, publicado por Ediciones Pigmalión, un libro sobre sentimientos y reflexiones. En el acto, cuya presentación corrió a cargo del coordinador de actividades de la Casa, Ramón Jiménez, intervinieron, además de la autora, el crítico literario y escritor Vicente Araguas; el poeta, escritor y artista Ramón Irigoyen; la escritora Gloria Nistal; y el presidente del Grupo editorial Sial-Pigmalión, Basilio Rodríguez Cañada.

“Para la presentación tenemos un plantel de lujo”, comentó Jiménez. “Son muchos los integrantes de esta mesa, en realidad no cabemos más aquí; pero aún podrían ser muchos más los voluntarios dispuestos a defender el libro de Branca, y no me extraña porque la calidad y la calidez de sus poemas, por cierto de una cadencia que armoniza completamente con mi gusto, predisponen a cualquier amante de las palabras a dar un paso al frente en ese sentido”. Y añadió que “podrían estar aquí también, sentados a esta Mesa, Carlos Duarte, autor del prólogo del libro; o José Antonio Canedo, autor de la sugerente fotografía de la portada, o Luis Mendívil, autor de la no menos sugerente fotografía de la contraportada, o la mismísima Ángela Sayago, que con sus conocimientos profesionales y su sensibilidad literaria pone el alma en todos los trabajos que realiza desde la sala de máquinas de este acorazado que es el Grupo Sial-Pigmalión bajo el firme mando del incansable capitán Basilio”.

Para Basilio, la “Casa es siempre un lugar acogedor donde dar a luz un nuevo libro, arropado por el afecto de los padrinos y amigos de la criatura”, e hizo un pequeño repaso por la trayectoria literaria de los integrantes de la mesa. También señaló “la gran cantera de autores gallegos que editan con Pigmalión, “de hecho el 25 por ciento de nuestros autores son gallegos”.

Para Gloria Nistal, “los gallegos tienen una gran ventaja a la hora de escribir poesía. Es más fácil para alguien que nace en Galicia, que en cualquier otro lugar”, dijo. Nistal hizo una “deconstrucción” de algunos poemas de Branca, “unas imágenes que robaría a punta de pistola, por lo maravillosas que son”, señaló y relató algunas, que, “al igual que en ‘Rayuela’ de Cortázar, podrían leerse con diferente orden y resultarían igualmente hermosas”.

Por su parte, Vicente Araguas empezó explicando la broma con la que había saludado a Branca diciendo “soy el hijo de Vicente Araguas y vengo en nombre de mi padre a la presentación de tu libro”, a lo que ella le dio las gracias rogándole que le transmitiera también su agradecimiento a su señor padre. “No sé cómo tomármelo”, comentó Araguas, pícaro y muy sonriente. “No sé cuantos años pensarías que tengo, para poder pasar por hijo de mi mismo”. En relación al libro, manifestó “algo que no suelo hacer habitualmente: Me encantan tus poemas. Llevo días ‘enguedellado’ en los poemas de Branca”. En otro momento añadió: “Has venido hasta aquí en busca de reconocimiento; y el mío, ya lo tienes”.

También Irigoyen insistió, aunque en su tono humorístico y sarcástico tan personal, la ventaja de los gallegos en temas líricos. “Los gallegos tienen la suerte de además del castellano, contar con la lengua gallega, que tiene una musicalidad como ninguna otra”. Es más, “basta con unos meses en Galicia para escribir bien”, dijo muy serio, lo que provocó amplias carcajadas entre el público. En relación al poemario de Vilela declaró haberse quedado “alucinado con él” y calificó la obra como “un libro magnífico”.

Para la autora, este libro representa una nueva etapa, más personal pues hasta ahora, por su sensibilidad con los demás, siempre había sido “los ojos de otros”; de niños en guerras, de viudas en momentos difíciles, de náufragos a punto de perecer... En esta ocasión y tras visitar la playa de Las Catedrales, descubrió que era hora de “dejar que el mar se apartara para quedar al descubierto”. La obra contiene cuatro partes que podrían haber sido escritas por cuatro mujeres diferentes, o por una misma mujer que hubiera experimentado esas cuatro etapas, que es el caso de Branca Vilela.