Natural de O Pino, emigró con sus padres a Argentina a la edad de cinco años

María Cruz Cereijo: “Rezaba para que me tocara el viaje. Era la única oportunidad que tenía para venir a Galicia”

Procedente de Argentina, María Cruz Cereijo Cereijo aterrizó en la mañana de este jueves en el aeropuerto vigués de Peinador como beneficiaria del programa ‘Reencontros na Terra’, que la Secretaría Xeral de Emigración reedita cada año con el objeto de acercar a sus orígenes a los gallegos que llevan años fuera de su tierra.

María Cruz Cereijo: “Rezaba para que me tocara el viaje. Era la única oportunidad que tenía para venir a Galicia”
María Cruz Cereijo y su marido II
María Cruz Cereijo y su marido, a su llegada al aeropuerto de Vigo.

Procedente de Argentina, María Cruz Cereijo Cereijo aterrizó en la mañana de este jueves en el aeropuerto vigués de Peinador como beneficiaria del programa ‘Reencontros na Terra’, que la Secretaría Xeral de Emigración reedita cada año con el objeto de acercar a sus orígenes a los gallegos que llevan años fuera de su tierra. Llegó acompañada de su esposo, Juan Francisco Montefreddo, y junto a un centenar de personas de Argentina y Uruguay que se vieron favorecidas este año por la iniciativa de la Xunta, con el objetivo de rememorar sus años en O Pino, el municipio de A Coruña que la vio nacer, hace 74 años. Tenía cinco cuando, acompañada por sus padres, lo abandonó con rumbo a Buenos Aires para probar fortuna allende los mares. Desde entonces, nunca más volvió a Galicia. Llevaba casi 70 años lejos de su tierra, por lo que “rezaba para que me tocara” el viaje, porque “me fui sin conocer prácticamente nada”, dice. Y es que la oferta de la Xunta “era la única oportunidad que tenía para venir”, ya que hacerlo por su cuenta sería para ella “imposible en este momento”, confiesa.

Estos días se enfrenta a una nueva experiencia: la de tratar de rememorar los años vividos en la casa en la que nació, aunque ahora sin el abuelo, y, si pudiera ser, con las primas de su edad con las que tuvo relación antes de embarcar. De aquellos cortos años no recuerda nada más, solo que hablaba en gallego y que fue precisamente adaptarse a una nueva lengua lo que más le costó a su llegada a Buenos Aires.

“Es hermoso poder volver a mi tierra”, comenta a ‘Galicia en el Mundo’ nada más poner pie en suelo vigués. En su ánimo está el “volver a descubrir cosas lindas”, porque María Cruz se confiesa una “enamorada” de lo que es Galicia. Hasta el punto de que  sus nietas, de 14 y 10 años, reclamaron la nacionalidad para poder venir a Galicia y están informadas de la oferta del Gobierno gallego a los descendientes de emigrantes para obtener una beca que les permita cursar estudios de postgrado y máster en alguna de las tres universidades de la comunidad autónoma.

La mayor “lloró cuando le comenté que venía a Galicia”, confiesa María Cruz, quien califica estos viajes de la Secretaría Xeral de “maravillosos”.

Su estancia en Galicia se prolongará durante 14 días que, a buen seguro, le sabrán a poco. Pero es que con sus primas perdió el contacto y sus tíos ya no viven.

Transcurrido ese tiempo retornará a su lugar de acogida, donde tiene una vida hecha, con sus hijas y nietas, y aunque en Argentina no se está viviendo bien, las circunstancias personales y familiares le disuaden de plantearse el retorno.