Estudiante de máster en Psicología Aplicada, dice estar en Galicia “muy feliz”

Lucía Pérez: “Las becas nos permiten disfrutar de la tierra de nuestros antepasados y sentirnos en casa”

Completar los estudios de Psicología iniciados en Uruguay fue lo que motivó la llegada a Galicia de Lucía Pérez, amparada por las becas que concede la Secretaría Xeral de Emigración a los jóvenes titulados del exterior. Estudiante de máster en Psicología Aplicada en la Universidad de Santiago de Compostela, quiso aprovechar su sueño de establecerse un tiempo en el lugar de origen de sus abuelos paternos, para poder disfrutar de la cultura propia y sentirse como “en casa”.

Lucía Pérez: “Las becas nos permiten disfrutar de la tierra de nuestros antepasados y sentirnos en casa”
Lucia Pérez
Lucía Pérez.

Los descendientes de gallegos en el exterior comparten cultura con Galicia allá donde quiera que se encuentren, de ahí que el contacto con el lugar de origen de sus progenitores les haga sentirse como si estuvieran “en casa”. Así lo percibe Lucía Pérez Márquez, una joven uruguaya que este curso estudia un máster de Psicología Aplicada en la Universidad de Santiago de Compostela gracias a las becas BEME que, a través de la Secretaría Xeral de Emigración, concede la Xunta de Galicia.

“Estoy muy feliz”, confesó el pasado 11 de febrero, durante el acto de entrega en el Museo Gaiás de los diplomas acreditativos a los beneficiarios de estas becas.

Durante mucho tiempo soñó la joven Lucía con disfrutar de Galicia, donde nacieron sus abuelos paternos, para empaparse de la esencia cultural de una tierra que ha sabido mantenerse fiel a sus costumbres y prosperar al ritmo que marcan los tiempos. Con el paso de los años, ese sueño se hizo realidad y hoy, después de licenciarse en Psicología en Uruguay, cursa un máster en la compostelana ciudad del Apóstol que le puede abrir más las puertas al mundo laboral, tanto en Galicia como en el resto del mundo.

Es por eso que considera la iniciativa “una muy buena oportunidad para conocer la tierra de nuestros abuelos, que son nuestras raíces”, dice, y para vislumbrar nuevas posibilidades en el ámbito profesional.

La joven supo de las becas BEME por una conocida que el año pasado ya tuvo oportunidad de beneficiarse de un programa que, desde hace tres años, viene desarrollando el Gobierno gallego para atraer a la comunidad autónoma a todos aquellos ‘hijos’ de la diáspora que quieran continuar su formación académica en el lugar de donde proceden, y en el que tienen cabida los jóvenes titulados universitarios que se encuentran repartidos por la geografía mundial y que llevan sangre gallega en las venas.

Nada más tener conocimiento de las becas, Lucía buscó información en internet sobre el particular y se apresuró a seguir los pasos marcados. “Por suerte, quedé seleccionada”, confirma, con cierta satisfacción en el rostro.

Desde Vigo, de donde eran naturales, partieron sus abuelos hacia Uruguay –uno de tantos rincones de aquella América que rezumaba prosperidad en el siglo pasado–, con el puro afán de labrarse un futuro mejor. Primero regentaron un almacén y, más adelante, compraron distintas propiedades que les permitieron sacar a su familia adelante.

Fue en ese núcleo familiar donde la joven aprendió a amar Galicia y sus costumbres y a anhelar conocer ese ‘recuncho’ de la Península Ibérica del que procede y que hoy le abre las puertas para seguir formándose en el plano educativo y también para labrarse un futuro profesional en la propia comunidad autónoma, ya que la intención del programa, además de propiciar el contacto de los jóvenes del exterior con el lugar de origen, es también una invitación a desarrollarse profesionalmente en el marco de la geografía gallega, contribuyendo así a su progreso económico y demográfico.

La simbiosis de Lucía con los gallegos es tal que después de unos meses en Santiago, aseguró sentirse como “en casa”, porque los gallegos de dentro y los de fuera “compartimos culturas y estamos acostumbrados a la misma vida”. “Es como estar en familia”, apostilló.

Encantada con su experiencia, no dudó a la ahora de animar a otros jóvenes en su misma situación a seguir su ejemplo. “Es una oportunidad ­–consideró­–, y si son descendientes de gallegos, no la pueden dejar pasar por nada. Y añadió: “Nos ofrece una oportunidad hermosa de conocer a otra gente que está en la misma situación y de disfrutar de la tierra de nuestros antepasados”. En definitiva, es una oportunidad de “sentirnos realmente en casa”, concluyó.