Los indignados en Argentina quieren mantener el acampe “todo lo que se pueda”
Aunque ya se sienten los primeros fríos, un grupo de jóvenes españoles, que llegaron al país hace apenas unos meses en busca de trabajo, mantienen el acampe frente a la Cancillería española en Argentina.
Aunque ya se sienten los primeros fríos, un grupo de jóvenes españoles, que llegaron al país hace apenas unos meses en busca de trabajo, mantienen el acampe frente a la Cancillería española en Argentina.
Hace tres semanas que se instalaron y los vecinos y comerciantes del lugar, aseguraron, los tratan con mucha cordialidad. “Hoy –contaron– un vecino nos dejó en la entrada de la carpa una bolsa con facturas para el desayuno”. Además, les llevan agua caliente y diarios, cuenta Aurora mientras se prepara un café; otra de las manifestantes, una psicóloga catalana recién recibida, en cambio, prefiere el mate.
La idea, explicaron, es continuar globalizando este movimiento que ya cuenta con adeptos en Uruguay, Colombia, Chile y México. Aunque el grupo es heterogéneo, en sus intereses y concepciones, acuerdan en que hay que extender el movimiento. “El sistema es global, así que el cambio debe ser global”, acotaron en esta dirección.
Están agrupados en tres grandes comisiones: la de organización, la de comunicación y la comisión de ideas, cada una de las cuales, a su vez, está subdividida en diversas áreas específicas. Las comisiones son autónomas y fijan libremente sus horarios y días de encuentro aunque, por lo general, se reúnen en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Sin embargo, todos coinciden en asamblea los domingos alrededor de las 4 de la tarde, al frente de la Cancillería.
No se trata sólo de acampar. Explicaron que están organizando una serie de actividades culturales tales como un ciclo de cine debate, una muestra circense y una jornada cultural con la participación de cantantes y cuenta cuentos.
Por lo demás el acampe para un joven madrileño que llegó al país hace 7 meses “por trabajo” está resultando “una experiencia de convivencia maravillosa”. “Lo del campamento –aseguró– ha sido una explosión a nivel humano de compartir y de conocernos, con este objetivo común, pero esa actitud humana de acampar ha sido maravillosa y está siendo todos los días una aventura”.
La idea, señalaron, es continuar con el acampe todo lo que se pueda y “crear la rutina de que la gente se responsabilice por lo que le pasa”. “Queremos crear algo diferente a lo que ya hay porque no tenemos participación en el sistema real y lo que interesa es tener una participación directa”, sentenciaron.
Por otro lado, para apoyarlos y hacer un seguimiento de la evolución de la protesta, la Federación de Sociedades Gallegas de la República Argentina se reúne los jueves a partir de las 7 de la tarde en su sede, en calle Chacabuco 955.
Hace tres semanas que se instalaron y los vecinos y comerciantes del lugar, aseguraron, los tratan con mucha cordialidad. “Hoy –contaron– un vecino nos dejó en la entrada de la carpa una bolsa con facturas para el desayuno”. Además, les llevan agua caliente y diarios, cuenta Aurora mientras se prepara un café; otra de las manifestantes, una psicóloga catalana recién recibida, en cambio, prefiere el mate.
La idea, explicaron, es continuar globalizando este movimiento que ya cuenta con adeptos en Uruguay, Colombia, Chile y México. Aunque el grupo es heterogéneo, en sus intereses y concepciones, acuerdan en que hay que extender el movimiento. “El sistema es global, así que el cambio debe ser global”, acotaron en esta dirección.
Están agrupados en tres grandes comisiones: la de organización, la de comunicación y la comisión de ideas, cada una de las cuales, a su vez, está subdividida en diversas áreas específicas. Las comisiones son autónomas y fijan libremente sus horarios y días de encuentro aunque, por lo general, se reúnen en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Sin embargo, todos coinciden en asamblea los domingos alrededor de las 4 de la tarde, al frente de la Cancillería.
No se trata sólo de acampar. Explicaron que están organizando una serie de actividades culturales tales como un ciclo de cine debate, una muestra circense y una jornada cultural con la participación de cantantes y cuenta cuentos.
Por lo demás el acampe para un joven madrileño que llegó al país hace 7 meses “por trabajo” está resultando “una experiencia de convivencia maravillosa”. “Lo del campamento –aseguró– ha sido una explosión a nivel humano de compartir y de conocernos, con este objetivo común, pero esa actitud humana de acampar ha sido maravillosa y está siendo todos los días una aventura”.
La idea, señalaron, es continuar con el acampe todo lo que se pueda y “crear la rutina de que la gente se responsabilice por lo que le pasa”. “Queremos crear algo diferente a lo que ya hay porque no tenemos participación en el sistema real y lo que interesa es tener una participación directa”, sentenciaron.
Por otro lado, para apoyarlos y hacer un seguimiento de la evolución de la protesta, la Federación de Sociedades Gallegas de la República Argentina se reúne los jueves a partir de las 7 de la tarde en su sede, en calle Chacabuco 955.