Opinión

Xosé Neira Vilas

No se puede entender a Xosé Neira Vilas, ni a Galicia, sin su condición de emigrante. Este año que se celebra el centenario del nacimiento del activista político Xosé Velo Mosquera (Celanova, 1916), no podemos olvidar la labor de concienciación en la emigración de maestros como ‘Pepe’ Velo y de alumnos como Xosé Neira Vilas, que adquirieron la conciencia de nación galega, de nuestra historia como pueblo sojuzgado y reprimido, política y económicamente, por Castilla primero, y por el centralismo español después.
Xosé Neira Vilas siempre habló de ese despertar, de ese conocer esa realidad nuestra, en la emigración. Que llegó a América sin saber ni quién era él ni qué era Galicia. Habló y escribió de esa toma de conciencia y no paró de repetirla en sus escritos.
Pero la militancia de Neira Vilas en la causa de la dignificación de los gallegos de nación tuvo su extensión natural en la causa de la justicia social, en la militancia revolucionaria en Cuba, una causa justa que abrazaron él y su mujer, Anisia, hasta el fin de sus días.
Recuerdo las palabras de Francisco de Asís Sesto Novás (Farruco Sesto), otro gallego de nación que abrazó otra causa justa como la revolución bolivariana: “Debemos estar siempre del lado de la Justicia y del débil y, en caso de duda… siempre del lado del débil”.
Esta es la causa que abrazó Neira Vilas con tanto empeño, la de nuestro débil país y, por esa misma debilidad, la suya fue una causa llena de justicia.
Resaltar esta faceta de patriota y de hombre de izquierda en Xosé Neira Vilas es muy importante. La realidad nos enseña que en nuestro país los hombres y mujeres que han luchado por Galicia y los gallegos fueron transformados por los poderes políticos y rebajados en su condición de agitadores a “plañidera morriñenta” o a “humorista y caricaturista”, por poner dos de los más destacados como Rosalía de Castro y Alfonso Daniel Rodríguez Castelao. De Neira Vilas hace años que intentan vestirlo de ‘Balbino’ sin su nación galega y sin su revolución cubana.