Opinión

El síndrome Ana Pastor

El síndrome Ana Pastor

Mordaz, incisiva, implacable… así le gusta presentarse, y que la conozcan, a la periodista Ana Pastor García. ¿Pero realmente es así? Las últimas entrevistas que realizó al president de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas i Gabarró, y al líder de Podemos, Pablo Iglesias Turrión, fueron decepcionantes.
No se le puede preguntar lo mismo (de distintas maneras) al entrevistado 60 veces con la vacía pretensión de aparecer o parecer “más implacable”. Tampoco vamos a entrar en el tema de la imparcialidad del entrevistador, porque un sujeto no puede ser imparcial, sólo un objeto puede serlo, como nos repetía el pedagogo brasileño Paulo Reglus Neves Freire. Ana Pastor García no lo es, según pudimos ver en las entrevistas a Mas i Gabarró e Iglesias Turrión. Después está el síndrome Herbert von Karajan, ese en que lo adjetivo se vuelve sustantivo y lo sustantivo, adjetivo. Lo importante y sorprendente de la discografía de Ludwig van Beethoven en von Karajan no era el compositor, sino que Beethoven era interpretado por él. Las portadas de sus discos así lo delataban: el apellido von Karajan en letras grandes y Beethoven, en letras mucho más pequeñas.
Llevamos más de 150 años prefiriendo la copia al original, la apariencia al ser que diría Ludwig Feuerbach, por eso en las entrevistas de Ana Pastor García parecen más importantes las preguntas y la manera de formularlas que las respuestas, y eso es malo, porque Pastor García, por muy buena periodista que sea, no tiene nada que decir ni proponer al pueblo catalán, al español o al ecuatoriano (la entrevista al presidente Rafael Correa Delgado también pecó de vedetismo), son los entrevistados los que tienen las propuestas y las respuestas aun sin preguntas, y eso en este mundo de “gente linda” hay muchos que todavía no lo saben.
Bo Nadal e Feliz Aninovo 2015, a todos los lectores de ‘Magazine Español’.