Opinión

Ciclogénesis

En la costa este de Estados Unidos podemos ver las mansiones de multimillonarios rodeadas por mar y parapetadas con sacos. Son decenas de miles de dólares que se gastan los estadounidenses luchando contra la naturaleza y perdiendo esa batalla contra la erosión de sus mansiones, que una vez estaban a pie de playa y hoy están en el mar.
Sólo Simón Bolívar se atrevió a luchar contra la naturaleza y logró que le obedeciera; pero Bolívar se refería a otra naturaleza, más bien al status quo del imperio español en América.
Manuel Fraga Iribarne quiso emular a Bolívar repitiendo la frase, pero le quedaba grande. La mayor lucha emprendida por el PP (y, en parte, por el PSOE) contra la naturaleza fue ese ‘gustirrinín’ paleto-pequeño burgués de hacer paseos marítimos en todas partes para que la gente pueda ver y verse en las terrazas tomando un aperitivito.
Después vino la otra guerra contra la naturaleza, que era que cada uno hiciese su ‘mansión’ de nuevo rico en la costa. Junto a la mansión, los ‘megaproyectos’ de segundas residencias para citadinos venidos de secano.
Durante el gobierno del PSOE-BNG en la Xunta de Galicia se dictaron normas urbanísticas, desde la consellería del BNG de Teresa Táboas, que prohibían la construcción en la franja costera comprendida entre el mar y 500 metros.
El PP, que ve un atentado contra la libertad todo lo que no dé dinero, decidió anular esa ley que preservaba la costa gallega para generaciones futuras y protegía de desgracias a particulares y al erario público.
Hoy vemos los resultados de construir a pie de playa después de dos semanas de temporales en la costa gallega. Las reparaciones saldrán de nuestro bolsillo y la idea de Bolívar de luchar contra la naturaleza se verá reducida en su versión ‘pepera’ a ornato, paseos, terracitas, piscolabis y a la libertad entendida como la capacidad de hacer lo que a uno le da la gana.