Opinión

El Wikileaks de Trump

La red de filtración Wikileaks dirigida por Julián Assange acaba de asestar otro golpe a los poderes fácticos, en este caso la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con la revelación de más de 8.000 documentos filtrados y desclasificados sobre una presunta red global de ciberespionaje a través de instrumentos como WhatsApp, los teléfonos modelo IPhone o Samsung (Android).
La revelación de Wikileaks coincide con el escándalo que involucra a la presidencia de Donald John Trump sobre una presunta red de espionaje ruso en Estados Unidos de América desde la campaña electoral de 2016. Mientras Wikileaks ya alertó de estos hackers a la sede del Partido Demócrata y los correos electrónicos de su candidata Hillary Rodham Clinton, la CIA y el FBI (Buró Federal de Investigaciones) se apresuraron a acusar al espionaje ruso. El resultado: la dimisión del asesor de seguridad nacional de Donald J. Trump, Michael Flynn, mientras la confusión reina en la Casa Blanca.
Las revelaciones de Wikileaks son una bendición para Trump en un momento en que el estridente magnate-presidente viene labrando una guerra de acusaciones contra la prensa, los servicios de inteligencia e incluso el expresidente Barack Hussein Obama de presuntamente estar saboteando su Presidencia. 
Los portales de la “derecha alternativa” cada vez más extremista que apoya a Donald J. Trump, acusan a una red de poder presuntamente denominada “Deep State” o “Estado Profundo”, supuestamente instalada en el Pentágono, y que busca el derrocamiento institucional de la Presidencia de Trump.
Wikileaks promete seguir publicando por entregas el ciberespionaje de la CIA. Mientras, Trump muy seguramente seguirá instalado en su particular guerra contra los servicios secretos estadounidenses. Muchas historias a recoger para los candidatos a seguir los pasos de escritores como George Orwell y John Le Carré, auténticos pioneros en sus novelas de lo que hoy denuncia Wikileaks.