Opinión

El mundo del Covid 19

La segunda ola del coronavirus está pillando al mundo en situaciones dispares. Europa vuelve a vivir el fantasma del confinamiento general, por ahora calculado y ‘perimetral’. Francia se ha visto obligada a decretar un nuevo confinamiento general hasta diciembre. Alemania cierra hostelería y gimnasios. En España se decreta el toque de queda.

La segunda ola del coronavirus está pillando al mundo en situaciones dispares. Europa vuelve a vivir el fantasma del confinamiento general, por ahora calculado y ‘perimetral’. Francia se ha visto obligada a decretar un nuevo confinamiento general hasta diciembre. Alemania cierra hostelería y gimnasios. En España se decreta el toque de queda.

Estados Unidos de América está enfocado en sus elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Donald John Trump y Joseph Robinette Biden Jr. pulsan sus estrategias electorales, pero el Covid 19 sigue determinando que EE UU es el país con mayor número de muertos. Sea quien sea el nuevo presidente, le tocará reencauzar una crisis sanitaria con cada vez más implicación socioeconómica. Y ya no hablemos de las tensiones sociales y raciales, del malestar con el establishment y lo “políticamente correcto”.

China, como siempre, permanece expectante. Más allá de la censura oficial, la situación allí parece indicar que el control ha triunfado sobre la expansión del virus. Al mismo tiempo, Beijing ha logrado expandir su cooperación internacional a nivel sanitario. Silenciosamente, Europa ha sido uno de sus principales objetivos.

Rusia ha tenido fases dispares en cuanto al control del virus. No obstante, no parece suponer una crisis interna que provoque inestabilidad política o social. Iberoamérica se debate en sus problemas estructurales, donde el sistema sanitario es una parte importante de esa crisis porque revela las deficiencias institucionales. Una radiografía similar a la de África, cuyos datos sobre el Covid parecen ser secundarios en comparación con EE UU y Europa.

El Covid 19 ha acelerado una alteración de las prioridades geopolíticas en este surrealista 2020. Pero, a pesar de la realidad de una pandemia que parece venir para quedarse, al menos por un tiempo, el reparto del poder global sigue su curso inalterable.

La “neoguerra fría” entre EE UU y China seguirá siendo la principal tendencia global. Pero será una guerra 5.0, cibernética, incluso vírica. Con ello, una economía digitalizada al máximo transformará la cultura cotidiana. Esto tendrá efectos inmediatos en una sociedad que se apresta a retos inevitables como la inteligencia artificial.

El 2020 se convertirá en un parteaguas inesperado para la historia contemporánea. Pero salvo la persistencia de la pandemia, la incertidumbre es la tónica. El Covid 19 trae consigo otra crisis económica global de consecuencias impredecibles. Y con ello la expansión del malestar mundial ante la precarización económica y la progresiva sustitución de mano de obra por la digitalización.

En el plano político, esto puede dar curso a tendencias populistas y autoritarias de todas las sensibilidades políticas e ideológicas, molestas con la democracia liberal e incluso la globalización, otra víctima colateral del Covid 19. Víctima irónica, porque la pandemia es curiosamente una expresión de la globalización.

Nunca antes el control del poder ha sido tan sofisticado, sutil, digital. El miedo se apodera de la sociedad porque la pandemia toca una fibra sensible: la salud, la vida. El historiador israelí Yuval Harari ha sido contundente en este sentido al afirmar que “el Covid puede originar el peor sistema totalitario jamás existido”. Bienvenidos a un futuro con olor a pasado.