Opinión

¿Menos BRICS?

Escasa repercusión mediática y política tuvo la reciente cumbre de los BRICS celebrada el pasado 15-16 de octubre en Goa (India). Puede que, por sintomático, este hecho permita considerar la perspectiva de ralentización e incluso pérdida de eco de este acrónimo que, desde su fundación en 2001, permitió observar el ascenso de polos emergentes en el escenario internacional.
Los líderes de los BRICS que acudieron a Goa mostraron una cara diferente. Ya no están los entusiastas Lula da Silva ni Dilma Rousseff sino el gris tecnócrata Michel Temer, acosado en su país, Brasil, de baja popularidad y escándalos de corrupción. Si bien el ruso Vladimir Putin apunta alto en la actual geopolítica global, su homólogo chino Xi Jinping parece marcado por el pragmatismo, igual que el sudafricano Jacob Zuma y el anfitrión Narendra Modi.
Con todo la cumbre del 2015 permitió activar el Banco de Inversiones y de Desarrollo orientado a acabar con el sistema Bretton Woods monopolizado por el FMI y el Banco Mundial, el momento de los BRICS luce incierto. La recesión económica global afecta a estas economías emergentes aún dependiente de los precios de las materias primas (como son los casos de Brasil y de Rusia), toda vez el gigante chino sigue imponiendo sus pautas, pero ya también sufriendo los efectos de los complejos cambios que traen las reformas internas.
El cambio político en Brasil ha traducido un golpe importante para la vitalidad de los BRICS, toda vez este organismo busca potenciar posibles ampliaciones (Turquía, Indonesia, Irán) que le darán un cariz más euroasiático. Con las perspectivas de recesión económica mundial previstas para 2017, los BRICS pueden verse en la disyuntiva de reciclarse y reinventarse.