Opinión

La bipolaridad EE UU-China

La bipolaridad EE UU-China

El auge y declive de los imperios o poderes hegemónicos ha provocado una inmensa literatura, principalmente en las últimas décadas. Desde Paul Kennedy y Samuel Huntington hasta Francis Fukuyama o Joseph Nye, el interés por analizar los cambios en el sistema internacional y, principalmente, el auge y caída de los poderes hegemónicos, ha dominado el análisis de diversos temas de la política internacional.
Hoy parece tocarle este análisis a Estados Unidos de América (EEUU) y China. El primero, el poder hegemónico de la considerada “posguerra fría” tras la caída de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). El segundo, llamado a liderar el mundo del siglo XXI, el que parece decantarse por la multipolaridad, aunque aún está por ver cuáles serán estos factores de poder.
En Washington D.C. parece existir la sensación de observar paulatinamente el final de la hegemonía estadounidense. La crisis con Rusia, y la reciente cumbre de la APEC en Beijing y la porosa guerra contra el Estado Islámico parecen persuadir a Barack Obama y la inteligencia estadounidense a plegar banderas a la hora de defender la unilateralidad. Hay quien habla, incluso, de una parálisis institucional y política en Washington que puede definir el perfil electoral 2016 y las expectativas globales de la hasta ahora única potencia hegemónica.
El inevitable ascenso de China también crea controversias y complejidades. Está por ver cuál será su modelo de desarrollo en un país que crece vertiginosamente, que comienza a reinsertarse en la política global pero que posee fuertes contrastes internos. En todo caso, la bipolaridad de la guerra fría entre EEUU y la ex URSS parece pincelar, en las primeras décadas del nuevo siglo, la nueva bipolaridad entre EEUU y China.
Desde la ciudad china de Xuzhóu, también conocida como Pengcheng en tiempos antiguos (Provincia de Jiangsu), aprovecho la oportunidad para desearles a los lectores de ‘Magazine Español’ una Muy Feliz Navidad y un Venturoso Año Nuevo 2015 (nián kuài lè).