Opinión

Doctrina Parot

La noticia en la tierra del toro bravo de Guisando, las aceitunas verdes, los olivos hendidos y la castilla barbacana, es una sola y ha desbancado, aunque sea por unos pocos días, a la crisis económica: El Tribunal de Estrasburgo avaló la excarcelación de etarras con brutales asesinatos tras sus espaldas.
Con la anulación hecha en la Unión Europea, se le dio un carpetazo a la llamada ‘Doctrina Parot’, nombre con el que se conoce la jurisprudencia establecida a partir de la sentencia del Tribunal Supremo de España de 2006, la cual evitaba que los terroristas condenados conforme al Código Penal de 1973 por atentados cometidos entre 1977 y 1995, pudieran salir de prisión antes de cumplir la pena máxima de 30 años gracias a los beneficios penitenciarios.
¿Es justicia descubrir a una persona que sembró el centro de Madrid de 24 cadáveres y una docena de heridos salir libre tras 26 años de cárcel?  
Estrasburgo ha dicho sí, es más: pidió que inmediatamente. El Tribunal Supremo de España cumplió la orden inmediatamente, y se armó, en esta tierra de cristianos viejos, la de Dios es Cristo.
La etarra Inés del Río, la primera en ser puesta en libertad, pagó un año y unos meses por cada asesinato cometido. Dentro de días o tal vez horas –ya está libre Juan Manuel Píriz tras 29 años en prisión–, saldrán indistintamente infinidad de miembros de la banda vascuence a la libertad.
Igualmente los llamados reclusos peligrosos que han dejado en la sociedad terror a razón de sus pavorosos actos, siendo dos de ellos Antonio García Carbonell, el violador reincidente de Barcelona, ya libre, y Miguel Ricart, el asesino de las tres niñas de Alcàsser, Valencia, cuyo expediente está siendo estudiado por la justicia nacional.
Los medios de comunicación reflejan en toda su anchura la división existente debido al polémico tema; unos afirman que debe ser respetada la decisión y otros hablan de un golpe vil e injusto contra las víctimas y sus familiares.
Sortu, el partido de la izquierda ‘abertzale’, ha dicho que no homenajeará a los excarcelados, e igualmente, reducir a su mínima expresión las declaraciones de sus portavoces. Ya es un paso. El recuerdo de las víctimas debe ser respetado.
En su epíteto ‘El Espíritu de las Leyes’, Montesquieu dice: “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”.
Es más, intentando parodiar de manera libre y actual a don Antonio Machado, podíamos añadir con causa:
“Hay una España que nace y otra que alborea. Españolito que viene al mundo te salve Dios, una de las dos España ha de helarte el corazón”.
Cosas veraces, Mio Cid.