Opinión

Uruguay abre nuevos horizontes mundiales

Uruguay abre nuevos horizontes mundiales

En la esquina montevideana

 En la esquina, los muchachos andan a vueltas con el tema de la legalización de la marihuana. Si bien esperan que sea ley después de pasar por el Senado no tienen claro algunos aspectos relativos al consumo legal en el Uruguay de las hojas de la controvertida planta llamada Cannabis sativa.

 

  • Pocho: Yo estoy de acuerdo. Me parece que se acaba con parte del gran negocio de los traficantes. Nunca fumé y no voy a empezar ahora pero veo positivo que se controle todo el proceso desde que se planta hasta que llega al consumidor final. Si lo pensamos bien, no deja de ser un vegetal con unas ciertas propiedades medicinales. No es lo mismo que una lechuga o un tomate, claro, pero también viene de la madre tierra y sin pasar por ningún laboratorio.
  • Tito: También yo coincido en que es mejor poder comprar la marihuana en una farmacia como un medicamento más que necesita receta que andar enriqueciendo a los delincuentes que la comercializan y que en muchos países se convierten en poderes paralelos que destruyen la democracia. Tampoco nunca fumé pero ahora voy a probarla. Me apuntaré en el registro de consumidores porque quiero disfrutar de unos buenos puchos cuando vaya a ver a Peñarol al Centenario.
  • Flaco: Bueno, amigos, me van a perdonar pero no estoy con ustedes. Creo que es un error. La legalización de la marihuana va a bajar la productividad en el país que como sabemos no es ninguna maravilla. Una sociedad moderna no puede dejar que la juventud ande todo el día con el pucho en la boca porque te quita la ganas de laburar. Solamente acepto que se circunscriba al ámbito terapéutico para el tratamiento de ciertas dolencias y siempre bajo control médico.
  • Don José: Como ustedes comprenderán, a mis ochenta años, no voy a darle a la marihuana. En mis tiempos te mamabas con vino cuando no tenías un mango y con ‘Espinillar’ cuando cobrabas el sueldo. Acá la droga no circulaba. Hablo a nivel general porque siempre existieron las excepciones de aquellos nenes bien que tenían acceso a caras y fuertes pichicatas después de su paso por el loco y bohemio París. Hay varios aspectos que debemos de analizar para no caer en la negación al pedo que hacen los resentidos ‘blancolorados’.
  • Pocho: Tenía mis dudas sobre la legalización pero ahora que escuché las críticas de unos funcionarios de las Naciones Unidas me afirmo en que la ley uruguaya es positiva. ¡Mirá, vos, quién va a hablar! Hay que ser hipócrita. Ellos que son los burócratas mejor pagados del mundo no abren la boca para criticar el bloqueo israelí de Gaza y no dicen una palabra sobre los señores saudíes que siguen marginando a la mujer. Tampoco se esfuerzan nada en luchar contra la desnutrición infantil y la escasez de agua potable para millones de personas. Saben lo que les digo: ¡andá cagar!
  • Tito:  A lo mejor en la ONU siguen teniendo la imagen de que somos unos miles de indios corriendo detrás de un ñandú y que si además nos pasamos a la marihuana nos vamos a morir de hambre porque no estaremos en condiciones de cazar. Son gente tan responsable que nos están protegiendo de las tentaciones del demonio. Es increíble pero no tienen el menor respeto por los millones de ciudadanos que no forman parte de su reducido círculo de grandes coimeros de las insanas sociedades de inversión. Lo que no sea aplaudir al amo don dinero es herejía.
  • Flaco: Entiendo que detrás del consumo ilegal hay grandes intereses pero que unos se hagan millonarios con el tráfico no convierte a la marihuana en un caramelo de dulce de leche. No soy adivino pero opino que vamos a perder a miles de jóvenes. Andarán todo el día prendidos a la ‘maría’. Nos vamos a quedar sin mano de obra y con miles de vagos sin futuro. Además, los padres sentirán que fracasaron en la educación de los hijos al ver que prefieren la marihuana a la vida sana al aire libre corriendo por la rambla o subiendo al Cerro en bicicleta.

 

  • Don José: Bueno, muchachos, tampoco yo soy adivino. La historia nos dice que la marihuana se viene consumiendo desde el tercer milenio antes de Cristo en zonas de Asia central. En miles de años no hubo problema. En ciertos lugares era usual en ritos y ceremonias y en otros se desconocía. La cosa se complicó cuando comenzó la demanda desde las sociedades urbanas. Si en ese momento se hubiese regulado la venta como si fuese una aspirina, seguramente hoy no estaríamos enredados con la legalización. Está claro que no es dulce de leche –no te produce caries– pero tampoco es un veneno. El abuso de bebidas alcohólicas llena los hospitales. Se destruye la convivencia familiar pero no se prohíbe a pesar de que la juventud cada vez bebe más y a más temprana edad.
  • Pocho: Lo del alcohol me hace pensar en que con la marihuana pasará lo mismo. Me explico. Estarán los que fumarán una vez por semana, estarán los que fumarán todos los días, estarán los que no fumarán. Sinceramente, no me parece que toda la juventud uruguaya se dedique a darle de punta a la ‘macoña’ como tampoco todos los que beben, se maman. No olvidemos que la marihuana no afecta al funcionamiento del hígado. Dicen que si te pasas perdés el poder de concentración y te quita el apetito. El paso del tiempo dirá si acertamos.
  • Tito: Como votante del Frente Amplio considero acertada la iniciativa. Es una apuesta por el progreso. Hay veces en que para avanzar es necesario arriesgar, más allá de que la medida tenga algunos efectos secundarios. Si hablamos del aspecto económico es evidente que el país ganará muchos millones de pesos mediante la recaudación de impuestos que gravarán el precio de venta de cada cigarrillo o gramo de marihuana. También aumentará el turismo. Vendrán miles de nuestros vecinos a compartir unos puchos con sus anfitriones uruguayos ya que los extranjeros, supongo, no podrán inscribirse en el registro de consumidores.
  • Flaco: Me gustaría ser así de optimista como ustedes, pero no puedo. Soy frenteamplista de la línea católica del ‘gayego’ Vázquez. El ateísmo del ‘vasco’ Mujica no me va. Si estuviese Tabaré en la presidencia habría más educación y la gente del Frente Amplio sería más disciplinada. Ojo, me cae bien el Pepe. A nivel personal es impecable pero a nivel ideológico anda medio desubicado. Ir a Cuba a saludar al fracasado de Fidel no tiene justificación. En todo caso, es el perdedor cubano el que debe trasladarse a Montevideo para aplaudir a nuestro  gran triunfador presidente Mujica Cordano.