Opinión

El que siembra espías

Pues yo lo veo al revés: lo grave no es que el Gobierno de EE UU espíe a los países que ya han mostrado su servidumbre al imperio, pues nuestros gobiernos han dejado claro que están dispuestos a todo por hacerse un hueco en la Corte, incluso al precio de empobrecer a sus respectivas ciudadanías (y repartirse una parte de lo espiado a su pueblo) favoreciendo un espionaje que tiene mucho más de lo que se dice de interés económico e industrial para favorecer los acuerdos comerciales de las grandes corporaciones estadounidenses. Lo que es realmente injusto, aparte de ilegal, es espiar a aquellas naciones que quieren vivir al margen del modelo impuesto por el imperio. Y decimos imperio como definición objetiva de un gobierno que afirma que espía “porque podemos hacerlo”, del mismo modo que cualquier matón abusa ignorando cualquier ley jurídica o ética. Porque puede hacerlo. “Porque puedo hacerlo” es una declaración de intenciones gravísima que indica que este imperio no tiene frenos morales de ningún tipo. Si puedo matar, mato; si puedo violar, violo; si puedo emplear bombas atómicas, las empleo. Una de las claves del progreso de la especie humana ha sido la socialización, que consiste en hacer lo que se debe y no lo que se puede. Como en la carrera nuclear, lo único que parará esta reiterada violación global de la intimidad es que surja una potencia tecnológica –ya sea virtual o física– capaz de igualar la capacidad que tiene la red de Obama para fastidiar al mundo. Como el tratado START firmado hace 23 años entre estadounidenses y soviéticos para frenar la carrera atómica, sólo un oponente a su altura frenará la arrogancia del espionaje global. Si EE UU confía su destino al “porque puedo hacerlo” ya no puede esperar nada del resto del mundo cuando su dominio empiece a tambalearse y surja un nuevo orden mundial que actúe “porque puede hacerlo” con la misma falta de empatía y compasión.

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