Opinión

Méndez y Gayoso, ganadores del 21-O

Escribo estas líneas antes de que usted vote pero no lo leerá hasta después. Haga lo que haga con su papeleta –si la va a usar para algo–, le aseguro que los ganadores son José Luis Méndez y Julio Gayoso, los eternos directores de las cajas gallegas hoy fusionadas y que con tanto empeño han contribuido a hundir todavía más la economía de nuestro maltrecho país.
Méndez y Gayoso, ganadores del 21-O

Escribo estas líneas antes de que usted vote pero no lo leerá hasta después. Haga lo que haga con su papeleta –si la va a usar para algo–, le aseguro que los ganadores son José Luis Méndez y Julio Gayoso, los eternos directores de las cajas gallegas hoy fusionadas y que con tanto empeño han contribuido a hundir todavía más la economía de nuestro maltrecho país. La completa impunidad de estos tipos, directamente proporcional a la sensación de impotencia de la ciudadanía para hacer justicia con ellos, revela lo consolidado que está el pacto entre los dos grandes partidos españoles para que nada esencial cambie y lo imposible que es ejercer la soberanía democrática en asuntos que tocan al verdadero poder. Estos tipos y sus compinches se van a ir de rositas tras hundir los ahorros de los gallegos por cuatro vías: productos financieros fraudulentos, inversiones en especulación inmobiliaria, mala gestión directa de su propia estructura y de su obra social y, por último, sus sueldos, que como cargos de inspiración pública nunca deberían superar a los de mi alcalde o mi presidente del Gobierno. Todo lo han hecho mal, con el aplauso del poder político. El pacto entre los grandes partidos y los medios de comunicación en este tema es asombroso: los periódicos dan mil giros a sus noticias con tal de no decir que son unos ladrones o señalan a los ‘mercados’ cuando aquí, en Galicia, podemos poner nombre y apellidos a los mercados. Si han seguido la campaña, habrán observado el silencio cómplice de los candidatos –esos a los que muchos de ustedes han votado– con los grandes ladrones de los ahorros gallegos. No se quejen, amigos.