Opinión

Ataque financiero a Irán

El indio norteamericano sólo recuperó una parte de la dignidad mediática que se merece una vez que su cultura y patrimonio han sido reducidos a escombros y digeridos por el imperialismo. A los pueblos árabes les sucede algo parecido: sólo se libran de la quema aquellos que se convierten en colonias, organizan carreras de coches que publicitan el menguante petróleo y patrocinan equipos de fútbol.
Ataque financiero a Irán
El indio norteamericano sólo recuperó una parte de la dignidad mediática que se merece una vez que su cultura y patrimonio han sido reducidos a escombros y digeridos por el imperialismo. A los pueblos árabes les sucede algo parecido: sólo se libran de la quema aquellos que se convierten en colonias, organizan carreras de coches que publicitan el menguante petróleo y patrocinan equipos de fútbol. Y no importará, nada de nada, que se pasen por el forro los derechos humanos de sus ciudadanos. El indio indómito de esta década es Irán (¿se ha fijado, lector, en que los únicos países árabes atacados por EEUU son precisamente aquellos con mayor inversión pública en formación universitaria?). No importa que las acusaciones sean insostenibles –que las grandes potencias atómicas acusen a Irán de fabricar las mismas bombas atómicas que ellos tiene su coña– porque nadie las va a discutir. Ahora EEUU, el país del liberalismo, ha aumentado las sanciones económicas a Irán y a cualquier empresa que libremente provea de equipos o tecnología petrolífera a su industria. Las últimas medidas de Obama tratan de ahogar y aislar al Banco Central de Irán acusándolo de maniobras financieras ilegales. Es decir, que precisamente ahora que en Occidente sufrimos el sistema financiero y bancario más corrupto y opaco de todos los tiempos, es el momento de acusar a Irán de maniobras financieras. Y todos desviaremos la vista a Irán.