Opinión

Cocina Gallega

A veces, las historias personales, al tomar estado público logran una dimensión que nos excede, y puede llegar un momento en que los protagonistas no se reconocen en los relatos de terceros. Puede suceder, por ejemplo, que los hijos, esposas o amigos de alguien que por el motivo que fuere alcanza una cierta popularidad, y su imagen se ve reproducida en artículos, videos, libros, poco tiene que ver con la que los íntimos conocen. Y en algunos casos causa extrañeza, resquemor o sencillamente disgusto. En algunos reportajes a los hijos de Picasso, la imagen pública del reconocido pintor se resquebraja al ser bosquejada por quienes vivieron en las sombras la popularidad desmedida del artista, y sufrieron en carne propia el lado oculto de su vida. Claro que en el caso de artistas, políticos, empresarios, o científicos famosos, su círculo más cercano suele estar preparado para digerir la realidad de un anverso y reverso de todo personaje sometido a la mirada publica, y llegado el caso acepta u omite con naturalidad lo que se dice en los medios de su ser querido. Hace unas semanas, en esta misma columna, me ocupé, basado en varias fuentes de información, publicaciones acreditadas, y aun de comentarios directos de parroquianos, del caso del emblemático “bar del gallego” que cerró sus puertas. Lo hice, incluso, al tomar conciencia de la popularidad del tema, luego de ser convocado por la TVG (Televisión Galega) para recordar momentos vividos mientras tomaba un café en el establecimiento cuando revisaba los temas para mi programa ‘Consentidos’, que en esa época se emitía en Radio América, a 20 metros del bar de la esquina (así lo llamábamos los del equipo).
En aquellos tiempos se oían comentarios, y se veían recortes de periódico colgados en las paredes, sobre la heroica resistencia del propietario ante los embates del poderoso empresario Eurnekian para lograr comprar el inmueble. Escribí una nota de buena fe, y pretendiendo destacar la importancia que tenía para la mayoría de los inmigrantes que instalaron un negocio gastronómico a “pulmón”, lograron vivir de su trabajo, la permanencia de su ‘Casa’ comercial. En ese contexto, la figura de Don Emilio Sangil se convirtió en legendaria, excedió la historia familiar, y como toda leyenda se fue distorsionando a medida que tomó espacio en los medios de Argentina y España, y muchos lo tomaron de ejemplo en la eterna lucha de David contra Goliat. Decía Gabriel García Márquez: “La vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda, y como la recuerda para contarla”. Pero, nobleza obliga. Me escribió Emiliano Sangil, hijo de Don Emilio, invitándome a revisar algunos puntos de la nota. Comparto, entonces, con los lectores la información que me hace llegar, especialmente la que plantea la posición familiar para dar a conocer mejor “una historia de la que se habla mucho y se sabe poco”. Puntualiza Emiliano que su padre nunca pidió que el bar no cerrara, no fue esa su última voluntad. Por lo contrario, planteó a su familia que eran libres para decidir el futuro. Y, añade Emiliano, “está claro que nosotros, como legítimos herederos y dueños de esa propiedad, podemos disponer de ella como consideremos mejor para nuestro futuro”. Sin duda, está en lo cierto. Y recalca que él mismo trabajó en el bar desde los 14 años, codo a codo con su padre. Por supuesto que me consta, ya que más de una vez atendió a este cocinero, y conversamos sobre la vida sacrificada del gastronómico.  Finalmente, poniendo las cosas en su lugar, dando precisiones sobre la historia, cuenta que ante la primera oferta de Eurnekian, Don Emilio consideró la posibilidad de vender. Pero se negó en redondo cuando el empresario, maliciosamente, hizo una falsa denuncia de intoxicación de dos de sus empleados, notas sobre el tema en América Noticias, y el bar fue clausurado varios meses. Con espíritu bien “gallego”, valiente y desafiante,  abrió nuevamente su negocio. Nos cuenta también Emiliano que sufrieron varios robos violentos, uno de ellos muy traumático, y que afectó la salud de Don Emilio. Y que nunca recibieron apoyo oficial, ni declaración de bar notable o sitio con protección cultural o histórica. Doy por cumplido, entonces, el derecho a réplica de Emiliano. Y agradezco públicamente sus aclaraciones. Ello no impide que el caso haya tomado un vuelo inusitado, al considerarse emblemático entre los miles de cierres de bares y restaurantes, motivados por crisis económicas, o por la legítima decisión de los herederos de disponer de sus bienes.

Calamares con papas-Ingredientes: 500 grs. de calamares, 500 grs. de papas, 3 dientes de ajo, aceite de oliva, pimentón, 1 hoja de laurel, sal.


Preparación: Limpiar los calamares, cocinarlos en agua con sal y laurel. Pelar y cortar las papas en trozos grandes y cocinar en la misma agua. Escurrir y reservar. Hacer una ajada con los ajos laminados, aceite y pimentón. Disponer en una fuente los calamares cortados en rabas gruesas los tubos y los tentáculos enteros. Salsear con la ajada.