Opinión

Cocina Gallega

Dicen que una canción, o un poema, son realmente populares cuando se transmiten de generación en generación, y aun sin saber quién es el autor/a, hombres y mujeres recitan los versos, cantan convirtiendo en himno las palabras. Tal parece es el caso de Rosalía de Castro, cuyos ‘Cantares Galegos’ fueron recitados y cantados una y otra vez, alcanzando una difusión que no conoció fronteras, ni clases sociales. Los emigrantes se sintieron desde siempre representados en la poesía de Rosalía, en su gallego rescatado del exilio cultural, todavía no normalizado: “Este vaise i aquel vaise, / e todos, todos se van. / Galicia, sin homes quedas / que te poidan traballar. / Tes, en cambio, orfos e orfas / e campo de soledad, / e nais que non teñen fillos / e fillos que non ten pais. / E tes corazóns que sufren / longas ausencias mortas, / viudas de vivos e mortos / que nenguen consolara”. Viudas de vivos, retrato y síntesis de una realidad traumática en nuestra tierra, puñalada a la conciencia en tres palabras. Ella fue la pionera, la orgullosa de su idioma y la cultura de su pueblo, heredera de juglares y trovadores errantes. Teresa Seara, en un trabajo publicado en Enfocarte referido a la joven poesía gallega, nos da pautas del camino recorrido, y el río por navegar de nuestra milenaria lírica. Tomamos algunos ejemplos señalados por ella, con nuestros propios apuntes. Celso Emilio Ferreiro, nacido 27 años después del fallecimiento de Rosalía en Padrón, nos ofrece un cuadro de un tiempo añorado en su libro Longa noite de pedra (título emblemático, contundente): “No tempo aquil / cando os animales falaban, / decir libertá non era triste, / decir verdá era coma un río, / decir amor, / decir amigo, / era igual que nomear a primavera. / Ninguén sabía dos ladrases”. Se detiene Seara en la importancia de promover el idioma propio, y nos hace leer Canto o idioma galego, del lucense Manuel María Fernández: “Idioma meu, homilde, nidio, popular, / labiego, suburbial e mariñeiro / que fas avergoñar / ó burgués, ó señorito i o tendeiro: / levas sangue do povo / e raigañas escuras / que anuncian un día novo / sin mágoas nin tristuras. / Idioma proscrito, / asoballado, / soterrado, / refugado, / negado / como a probeza i o delito, /
fala do emigrante e do maldito: / soio resoas nos lares / das xentes populares. / ¡Ti tés que rexurdir puro, / poderoso, enteiro / pra erguer noso futuro / de povo ausoluto e verdadeiro!”. Haciendo pie en la actualidad de nuestra Galicia global, destaca la autora el poema Blues, del autor gallego contemporáneo Manuel Rivas, uno de los que observa con más claridad no solo la realidad del territorio de la Comunidad Autónoma de Galicia, sino de la Diáspora: “Só a noite é o paraíso: dormen os homes. / Os soños abren las xanelas / e lámbense as feridas nas praias e nas beiras /dos ríos. / Os soños cantan coa gorxa xeada. / Como esclavos, fan tocar os tambores”. Seara señala que “la difusión de la poesía gallega tiene también su reflejo en el panorama editorial gallego que se va normalizando con la aparición de sellos editoriales generalistas que dedican parte de sus esfuerzos a publicar poesía. Así, Galaxia –la editora más veterana de las letras gallegas, fundada en 1950– crea la colección Dombate; Xerais tendrá varias colecciones a lo largo de las décadas de los ochenta y noventa, siendo las más importantes Vento Branco (en los ochenta) y Ablativo Absoluto (en los noventa); Sotelo Blanco publica los libros premiados con el ‘Leliadoura’ en una serie del mismo título, algo que también hace Ediciós do Castro con los galardonados en el certamen Eusebio Lorenzo Baleirón, etc. A estos ejemplos hay que sumar los libros que se editan fuera de colección y los patrocinados por ayuntamientos y asociaciones culturales de diverso signo que, normalmente, se relacionan con la convocatoria de algún premio poético como pasa, por ejemplo, con el Esquío que dispone de su propia colección”. Nosotros sabemos que la labor de los intelectuales emigrados fue fundamental para la difusión de autores. Aquí en Buenos Aires, muchísimas editoriales, revistas, periódicos y emisiones radiales lograron que los artistas gallegos hicieran oír su voz cuando, parafraseando a Ferreiro, en la larga noche de piedra el silencio se imponía. Estamos de acuerdo en que “la literatura, como cualquier otro producto generado por una sociedad, surge siempre en un momento histórico concreto que responde a una serie de coordenadas –económicas, sociales, políticas, etc.– específicas que deberán tenerse en cuenta a la hora de analizarla (…). Para determinar las características que definen la poesía escrita por los autores más jóvenes es necesario tener siempre muy presentes dos circunstancias fundamentales: el conflicto diglósico que viven el gallego y el castellano, enfrentados desde hace siglos; además de la repercusión que esta “anormalidad” lingüística tiene sobre los propios creadores y sobre su obra. Así pues, para poder trazar las coordenadas estéticas de la poesía última, es necesario establecer previamente el marco histórico en el que estos escritores se ven inmersos”. Y esperamos que alguna vez se hable de los autores que vivimos y creamos en la diáspora exteriorizando identidad gallega...

Merluza en salsa verde

Ingredientes: 1 ½ Kg. de merluza entera (cortada en postas gruesas), ½ Kg. de papas, 250 grs. de arvejas, ½ cebolla picada, 2 dientes de ajo, 2 cucharadas de perejil picado, aceite, vino blanco, sal.

Preparación: En una cazuela dorar los ajos y la cebolla. Añadir las papas cortadas en rodajas finas, dejar freír 5 minutos cuidando que no se rompan. Cubrir con el vino blanco, y agua o caldo. Disponer los trozos de merluza encima, incorporar las arvejas, y el perejil. Mover de tanto en tanto la cazuela para que no se pegue y espese la salsa.