Opinión

Tú inviertes, yo titulo

Tú inviertes, yo titulo

Un estado mexicano ha tenido que regular el nombre que algunos padres desaprensivos ponen a sus hijos para evitar barbaridades en el registro como Rambo, Facebook o James Bond. La noticia explica con corrección periodística que las autoridades tratan de poner fin a una fea costumbre arraigada en algunos pueblos, del mismo modo que en Galicia hubo que regular actividades muy arraigadas como la matanza del cerdo en las casas. En España, por cierto, también hay normas y vetos a la hora de registrar el nombre de los hijos. Cuando esto mismo se hizo en Venezuela –donde existía una moda de registrar a los hijos con nombres de Hollywood como Harry Potter–, la prensa española montó la guerra de los cien años porque en ese momento estaba Hugo Chávez en la presidencia del país. Los titulares empezaban por “Chávez censura”, “El régimen de Chávez impone” e insinuaban, poco menos, el miedo histórico de que los rojos arrancan a los niños de sus familias para enviarlos con un fusil al frente de Stalingrado. Estas diferencias en el tratamiento de la información según el país suceden, única y exclusivamente, por la facilidad con la que el gobierno de turno se entrega a las multinacionales. Estos días, por ejemplo, se ha firmado un acuerdo millonario entre Repsol y el Gobierno venezolano, y por ese motivo estamos leyendo informaciones ciertamente despistadas en la prensa española, que no sabe todavía qué posición tomar sobre los intentos de golpe de estado opositores. De mayor cuantía son los contratos multimillonarios que la industria española busca estos días en el régimen de Arabia Saudí para participar en obras ferroviarias. No leeremos en los periódicos ni un solo artículo denunciando cómo se pisotean los derechos humanos en una de las peores tiranías del planeta y, junto a Afganistán, la mayor cárcel para mujeres del mundo.