Opinión

A la sombra del Teleno, el paraíso de la Maragatería

A la sombra del Teleno, el paraíso de la Maragatería

A la generosa sombra de la sierra del Teleno, la Maragatería es tierra excelsa y singular en el enorme mosaico natural leonés. Maragatería es un monte rendido que fue metamorfoseado en lomas altas y vallinas dibujadas merced al verde frescor de arroyos y breves ríos. ¿El sur? Se clausura aún con su legado agreste y encrespado de la sierra del vetusto Teleno. Alturas y laderas que son secanos de suelo de aluvión y pizarroso: parque paradisíaco para el gran tapete de robles y encinas que antaño cubrió toda esta comarca hasta dar albergue a cincuenta y cuatro pueblos con sus cultivos y ganados, explotándose estas tierras con notoriedad desde el siglo X hasta nuestros días, cuando desciende la población y anhela celebrar una mejor alianza entre el arado y el viejo paño forestal.
¡Bosquetes de roble y matas en barbechos comienzan a recobrar su territorio perdido! A su querencia retorna la fauna: perdices y liebres, zorros y gatos monteses, innumerables aves de la Maragatería agraria. Mientras tanto, en sus zonas más despobladas y montaraces –Foncebadón y Prada de la Sierra, Pobladura y Molinaferrera y Piedras Albas– es habitual contemplar el corzo y el lobo, la pardilla y la becada, el tejón y el ciervo, el cual está situado en las estribaciones del Teleno, en los pinares del Tabuyo. ¡Oh río Duerna! Rico en truchas, el fluvial tesoro de la región maragata, tal vez el menos contaminado de la provincia de León en sus primeros treinta quilómetros. Sugerente trazado y arboleda y seductoras presas. De repente, el “martín pescador”, donde las translúcidas aguas nos saludan entre Boisán y Molinaferrera, rememorándonos aquellos gigantescos y numerosos vestigios de las obras mineras de los romanos, quienes buscaron el oro rompiendo el monte en todas estas laderas del Teleno: “murias” y lagunas en Filiel. Y sin olvidarnos que, a cotas más altas, hasta hace unas décadas incluso ascendían botánicos y recolectores en pos del “liquen de Islandia”, tan privilegiado en la medicina natural.
¡Abandonados yacimientos mineros por los romanos en todos los rincones de la Maragatería! Fueron las “furaconas”, “ocelos” o “quebrantadas” de Rabanal, Santa Coloma, Murias… ¡Ancentrales casas de techado de paja, casas de horno y de corredor, arrieras e hidalgas, tejados de áspera pizarra, pozos cubiertos y bodegas, colmenares y molinos…! Museo etnográfico vivo que también nos muestra las indumentarias tradicionales, la exaltación de sus fiestas, romerías y ferias. De pronto, la sierra del Teleno nos regala la visión del pueblo de Lucillo en sus estribaciones alomadas.
Si consideramos ahora la “ruta del Teleno”, hemos de partir de Luyego, capital mercantil del interior maragato. Río Duerna, el monte Teleno, Boisán y Filiel. Lucillo y Chana de Somoza, pueblo de irreprochable integridad arquitectónica, asentado sobre roca. Molinaferrera y ascensión a pie por el arroyo Cabrito. Estación invernal del Morredero hasta alcanzar Pobladura de la Sierra, donde entre Escobedo, urces y matorral campa el corzo y el lobo. Si lo deseamos, enfilamos la “ruta del Peregrino”. Desde Astorga –siguiendo al comienzo la “Ruta Jacobea”– llegamos al pueblo arriero por excelencia: Castrillo de los Polvazares, que no olvida el pastoreo, la huerta y el monte… Santa Catalina y Santa Colomba de Somoza. La Maluenga y Rabanal del Camino.