Opinión

La ‘Sagrada Biblia’ y los grabados de Gustave Doré en Vigo

La ‘Sagrada Biblia’ y los grabados de Gustave Doré en Vigo

Álbum da Sagrada Biblia. 230 gravados de Gustave Doré es el título de la atrayente exposición que tenemos el privilegio de contemplar en la ‘Casa das Artes’ del ‘Concello’ de la ciudad de Vigo desde el 27 de marzo hasta el 26 de abril del actual año de 2015. “A unha idade na que a maioría dos artistas son apenas discípulos, Gustave Doré publicaba a súa primeira ilustración –señala la presentadora de la Muestra artística Daisy Villalobos Leal–. Con 15 anos este xenial artista iniciaba unha andaina da que aínda hoxe resoan con forza os seus pasos. Doré é un creador admirado e admirable. Excepcional. Un mestre. Un clásico”.

Estimando a Gustave Doré como un artista polifacético, es esencialmente romántico, dado que su prolífica mano la sumergió en generosos ríos del arte al ritmo de las olas de su tiempo. En su faceta de ilustrador se nos abrirá su genio en su óptima expresión imaginativa. Sus primeras litografías sublimaron el arte en la obra ‘Los doce trabajos de Heracles’. De su sabio y espléndido dibujo fueron apareciendo con su pluma obras tales como ‘El Quijote’, ‘Las aventuras del varón Munchausen’, ‘El Paraíso Perdido’ o ‘La Divina Comedia’. Constante labor que alcanzó a crear 10.000 grabados en más de 4.000 ediciones diferentes. Su cotización en subastas internacionales llega, todavía hoy, a cifras elevadísimas.

Doré –contemporáneo del pintor Edouard Manet– nació en la ciudad francesa de Estrasburgo el 6 de enero de 1832. Siendo niño prodigio, se traslada a París con sus padres al cumplir los 15 años. Cautivado por el asombroso mundo del París bohemio y artístico, lograría firmar su primigenio contrato con el editor Charles Philipon, convirtiéndose en breve tiempo en el más admirado de los ilustradores al igual que en uno de los esenciales divulgadores de la cultura europea. Su presente vigencia es tal que en la actualidad es reconocido como uno de los, por así decir, ‘fundadores’ del ‘cómic’. Porque, después de todo, ¿cuál es la raíz de sus ilustraciones? Desde luego, la denominada “narración pictórica” que acompaña a los textos. Es palpable cómo sus obras conservan un, digamos, “estilo común”, diversificándolo en elocuentes “variaciones” dentro de cada título, pero sin distanciarse del carácter “romántico” y poliédricamente manifestado a través  de su portentoso “imaginario” artístico.

Los grabados que ilustran ‘La Santa Biblia’ representan acaso lo más valioso de su obra. Con ellos iniciará una navegación de temática ‘religiosa’, ilustrada por vez primera en 1866. Está compuesta por dos tomos que significan un total de 230 grabados en gran formato, con singular fondo dramático, incluso rozando las fronteras de la ‘teatralidad’. Su obra lo elevó a la categoría de ‘pintor-predicador’. ¡El espacio y la luz! Atmósferas de las distintas ‘escenas bíblicas’ que nos permiten apreciar la perfección formal en el dibujo así como en los contrastes. Múltiples personajes históricos envueltos en el aire y el agua, en el fuego y la tierra. Esta exposición agrupa la colección completa de los grabados de una 2ª edición, publicada en 1881 por el sello de Milán ‘Fratelli Treves Editori’ y supervisada personalmente por el propio maestro Gustave Doré, cuando contaba 49 años. Sería, por otra parte, uno de los postreros trabajos de su vida.

¿Quién no recuerda las hermosas ediciones ilustradas de Ariosto y Balzac, Lord Byron o Edgar Allan Poe, Cervantes o Dante?