Opinión

Las ‘Puertas’ históricas de la muralla lucense

Las ‘Puertas’ históricas de la muralla lucense

La admirable muralla de Lugo nos ofrece ahora la Puerta de la Estación, abierta para hacer posible la comunicación con la estación del ferrocarril. La presente, edificada en 1918, sustituye a una anterior de 1873. Después hay un tramo carente de interés con naves industriales en un entorno que estuviera ocupado por alfares romanos. A continuación, la Puerta de San Pedro, asimismo llamada “Toledana” que se encuentra coronada externamente con el escudo de la ciudad lucense: la estimada por la inmensa mayoría como una de las originales, si bien transformada con amplitud. Desde ella se partía hacia Castilla. Y anteriormente en dirección a Astúrica Augusta, esto es, Astorga, a través de la conocida ‘vía XIX’. Conviene recordar que en el exterior se detectó la considerable “necrópolis” de la urbs de la ciudad de Lucus Augusti, en un espacio que en la actualidad ocupan modernos edificios. ¿Y cómo vamos a olvidarnos de este contorno tan tradicional para el buen yantar del pulpo, esa gastronómica pasión, de la población lucense? Aquella que, de modo especial, cristaliza en las espléndidas Fiestas en honor de San Froilán. Dentro del recinto amurallado henos de nuevo ante el ‘burgo’ medieval, el cual nos conduce hasta el noble y bello edificio del Ayuntamiento de Lugo. Hemos de convenir en que, en el ‘adarve’, el ‘cubo’ de la Mosquera nos retrotrae a lo que fuera la muralla en sus orígenes, con torreones de dos alturas.
A partir de este lugar he aquí que nos encontramos con la única ruptura del primigenio trazado: el denominado “reducto Cristina”. Este bastión –de planta angular– fue alzado en 1837 con el propósito de reforzar la muralla frente a las amenazas de la recordada ‘guerra carlista’, en el mismo lugar donde había estado el castillo medieval así como la cárcel eclesiástica. A la derecha, se puede observar un ‘cubo’, hace escasos años descubierto al derruir un viejo edificio, el cual “marca” la línea original de la muralla romana. Digamos que en este sector debió de estar la nombrada Porta Castelli, de época del Medievo o incluso anterior. Próxima a ella, henos delante de la Puerta de la Cárcel, abierta en 1888 a fin de facilitar la comunicación con el entonces recientemente inaugurado edificio del centro penitenciario: señalado exponente de este tipo de arquitectura, que hoy en día alberga dependencias del ‘Concello’ lucense.
Si consideramos ahora la puerta postrera de nuestro itinerario, hablaremos de la Puerta del obispo Aguirre, construida en 1894. Dejamos atrás la Plaza Mayor y nos encaminamos hacia un moderno edificio en el exterior, cuyo único interés es de ofrecernos el solar que antaño ocupara un antiguo cementerio cristiano de los primeros siglos de la Edad Media. Y, en fin, retornamos a nuestro punto de partida, esto es, la Puerta de Santiago.
¿Y qué mejor espacio que el Museo Provincial de Lugo para, en sus salas, contemplar célebres vestigios de la historia romana de la urbs? Relevantes son, entre otras joyas, una valiosa colección ‘epigráfica’, un grupo de ‘estelas’ funerarias de rasgos muy significativos, al igual que el celebrado ‘mosaico’ de la calle Armañá. El Hotel Balneario de Lugo –al lado del río Miño, al pie del puente romano– conserva varias salas de las auténticas ‘termas’ romanas. La capilla de la Virgen de los Ojos Grandes, con su girola y sus ábsides, en la Catedral. Iglesia gótica del antiguo Convento de los Franciscanos. Y las misteriosas pinturas de Santa Eulalia de Bóveda, del siglo IV…