Opinión

‘Lo prohibido’, novela de Benito Pérez Galdós

‘Lo prohibido’, novela de Benito Pérez Galdós

Es preciso decir que Lo prohibido es la novela que clausura el acuñado “período naturalista” del literato español Don Benito Pérez Galdós. Había iniciado este período tres años antes, en 1881, con la novela La desheredada. “Considero que debe ser bendito el cambio que ha sufrido Galdós en su última novela, La desheredada”, escribirá el gran escritor Leopoldo Alas, ‘Clarín’. Para este autor –quien se había estimado el paladín del “naturalismo”– era aquella mudanza “para bien de las letras españolas”. “Por fortuna del ‘naturalismo”, señala, “el único de los grandes novelistas que sin rebozo se declara valientemente su partidario es el mejor de todos, Bendito Pérez Galdós”.

Así, pues, Galdós aborda dentro de esta nueva etapa “la gran máquina”, esto es, el proyecto que seducía a los célebres narradores del siglo XIX. Idéntico al de Balzac y Zola: intentar abarcar en obras sucesivas e interrelacionadas con la “realidad contemporánea”, digamos, en una dimensión de un mosaico totalizador. Porque, en efecto, “el arte no es ya cosa de juego, asunto de vaga y amena literatura”. A criterio de ‘Clarín’ –el autor de La Regenta–, la nueva misión del arte es “ofrecer el mundo a la reflexión y al sentimiento de un modo de reproducción que sea, según su naturaleza, tan exacto como el científico, pero sin tener el espectro abstracto que en la ciencia exige el análisis”. Pues el arte no se trata ya de “una esfera inferior, subalterna; por sí y por su valor social… debe ser actividad de las más atendidas, de las capitales en la vida nacional, y sólo con la doctrina ‘naturalista’ se puede lograr esto en nuestros días”.

Tras La desheredada, publicó El amigo Manso, en 1882, El doctor Centeno, en 1883, Tormento, en 1884, La de Bringas, en 1884, y, por último, esta obra, la más representativa, la que cierra el “ciclo”: Lo prohibido (1884-1885). En el mismo año en que Galdós escribe esta novela, ‘Clarín’ publica La Regenta, su obra por excelencia y fecundidad. Doña Emilia Pardo Bazán publicará al año siguiente su célebre obra Los Pazos de Ulloa. Después de un reducido tiempo, ese entusiasmo por el “naturalismo” se irá apagando, de suerte que habrá dejado de ser ya la –así llamada por Pardo Bazán– “cuestión palpitante”.

La acción de Lo prohibido se desarrolla en el Madrid de 1880: la vida de la capital española en el período de la ‘Restauración’ monárquica. Grandes cambios se perciben en la ciudad: enormes barriadas, calles más anchas, tiendas elegantes, bellos jardines, numerosos teatros… El “medio social” es ya muy diferente de las anteriores novelas “naturalistas”. No son los desarrapados del mísero mundo suburbial ni las fondas ni la mediocridad de la “clase media” pobretona del “quiero y no puedo”, sino la visión del mundo de la “clase media adinerada”, los hombres de negocios, la nobleza no muy encumbrada o venida a menos. La narración está escrita en primera persona a la manera “autobiográfica”. El protagonista es José María Bueno de Guzmán, joven de buena familia, con una notable fortuna, de padre andaluz y madre inglesa, persona metódica y fría, que sabe manejar bien sus caudales. Solo en el mundo, José María, tras educarse en Inglaterra, regresa a España y, al morir su padre, decide instalarse en Madrid. Reside en un piso de la misma casa en que vive la familia de un tío suyo con menos fortuna y cuatro vástagos: un hijo y tres hijas. Las tres hijas han sido casadas apresuradamente. Una de ellas, Eloísa, provocará que José María caiga en “lo prohibido”.