Opinión

Perenne Naturaleza en las ‘Catedrales del Mar’

Perenne Naturaleza en las ‘Catedrales del Mar’

Estamos en ‘Forte de San Damián’, en Ribadeo. Mar y Naturaleza infinita. Hechiceras playas, calas solitarias y fantásticos cantiles que decoran este litoral gallego de privilegio. ¡Playa de las Catedrales! Y “alén das Catedrais”. La azulísima ría de Ribadeo y desde “As Catedrais” hasta el lugar de Rinlo. Y de Rinlo hasta la isla Pancha. Henos ante Barreiros y el mar. En Rinlo asistimos al nacimiento del percebe. He ahí el puerto de Porcillán en la bella ría de Ribadeo.
¡Arquitectura “indiana” de Ribadeo, construida por los emigrantes con estilos traídos de América! Casas de colores y ‘rúas’ muy angostas ilustran el centro histórico de la Villa del norte de la provincia de Lugo. Contemplamos la playa de “los Castros” con sus arcos en los acantilados. ¡Balcón cantábrico gallego! Paraíso de senderos para recorrer en bicicleta. Con nosotros, el “belvedere” sobre el acantilado en la playa de “los Castros”. El arenal, dividido, permite observar sus cuevas. Descendemos ahora porque la marea nos da su licencia. ¡Viveros, criaderos naturales merced a un canal de agua formado por la erosión del mar!: he aquí los anteriores restos de la “Cetaria de Rinlo”, la residencia de los más sabrosos mariscos de la comarca.
¿La “illa Pancha”? El viejo faro de 1859 concede su timón al nuevo de 1984: una torre muy marinera vestida de azul y blanco. Idóneo enclave para el avistamiento de aves. Más allá, el “Castro da Piñera” o Fornelos, muestra de “castro” marítimo de visión mágica. Si pasamos por la playa de Areosa, llegaremos al “Castro das Grovas”, un indescriptible “miradoiro” sobre la costa más accidentada y grandiosa. Y nos extasiamos cuando, desde acá, asistimos al crepúsculo sobre estas “ondas” y el áureo horizonte. Después, “Punta Corveira” y “A Praia da Fontenla”. Y también nos aguarda “Punta Anguieira” –más de 8 quilómetros de arenal– y frente a esta ensenada… ¡la villa de Foz y la ría del mismo nombre!
He aquí la “Casa de don Inocencio” de 1912, en Rinlo, que asimismo exhibe su arquitectura “indiana”. La casa más grande y más alta del barrio; en su tejado una especie de balcón y una cúpula que evoca una “linterna” de un Faro. Y es que, en efecto, fue empleada para este fin, siendo así el “primer Faro del Cantábrico”, instalado en un edificio privado y costeado, en su época, por su propietario. Recorriendo las páginas de la Historia de toda esta comarca del norte lucense, ¿por qué no resaltar la fachada del monasterio de San Salvador en la hermosa “Lourenzá”, así como la Torre del Homenaje en “Castro de Ouro”, en Alfoz?
A hombros llevamos la leyenda del mariscal don Pedro Pardo de Cela con su cabeza cortada, diciendo: “Credo, credo, credo”. Ruinas de sus castillos que se negó a devolver, de modo que fue condenado a muerte, tras su lucha contra el obispado de Mondoñedo y la autoridad de los Reyes Católicos. ¡Señores feudales, “Irmandades” de campesinos durante la Edad Media, siervos de la gleba! He ahí “o muiño de auga” en Finca Galea, en Alfoz. Huesos de ballenas en el museo de San Cibrao, en la villa de Cervo. Más lejos, el “Pico da Frouxeira”, vieja fortaleza de Pardo de Cela. En seguida, la cerámica de Sargadelos y la pesca del “bonito” en la villa de Burela, con su barco-museo “Reina del Carmen”.