Opinión

‘Museo das Laudas’ en Santa María ‘A Nova’ de Noia

‘Museo das Laudas’ en Santa María ‘A Nova’ de Noia

Desde una perspectiva histórica, la villa de Noia se fundó en la época del Rey Fernando II de León mediante una ‘Carta Póboa’ otorgada el 9 de abril de 1168. Tal excepcional documento concederá a los arzobispos de Santiago de Compostela la facultad para edificar un nuevo puerto en la ‘Tierra de Santiago’, el derecho a cobrar determinados impuestos y tributos, así como la obligación de los habitantes de Noia a estar sujetos a las ‘ordenanzas reglamentarias’ en los ‘Foros de Santiago’. De este modo, la villa fue adquiriendo un paulatino desarrollo de su actividad mercantil y artesanal. En sincronía con la ‘ruta Jacobea’ al igual que con la conversión de su recinto medieval en un asentamiento privilegiado para el reposo de los señores arzobispos del ‘Señorío de Santiago’, su núcleo histórico fue creciendo vigorosamente.

¿Y cuál fue el fruto de estos acontecimientos históricos? La villa de Noia vio construir ‘pazos’ y hospitales, iglesias y capillas, además de otras obras arquitectónicas, que –decoradas con no escasos escudos nobiliarios labrados en sus fachadas– configuraron el entramado urbano cuyo diseño se hallaba en el interior de la muralla, levantada a raíz de la intercesión del arzobispo Berenguel de Landoira ante el rey de Castilla. Entonces fueron brotando las organizaciones gremiales a fin de prestar ayuda y cooperación entre los integrantes de un mismo oficio. Sastres y navegantes, carpinteros y marineros, tejedores y herreros y carniceros establecieron rígidas ‘ordenanzas’ en cuanto a las jornadas de trabajo, la fabricación de productos, los salarios y los precios de las mercancías. La trascendencia de estas asociaciones –nacidas a partir de los siglos XV y XVI– se pone de manifiesto en la existencia de más de 100 lápidas que conservan las señales propias de cada uno de los ‘oficios’.

Asimismo se encuentran –aparte de esta señalada herencia cultural– otras 400 lápidas comprendidas entre los siglos XIV y XIX, las cuales nos muestran en su superficie diferentes relieves (escudos nobiliarios y figuras antropométricas) y grabados (marcas personales y símbolos de no fácil interpretación) que convierte a estas ‘lápidas sepulcrales’, dispuestas en concordancia con el contexto originario de la antigua necrópolis que rodea el templo ojival de Santa María ‘A Nova’, en uno de los pilares ‘gliptográficos’ más valiosos de Europa.

Este ‘Museo das Laudas’ nos ofrece una clasificación de las ‘lápidas’ según los siguientes criterios: 1. Lápidas heráldicas. 2. Lápidas con figuras humanas. 3. Lápidas con marcas profesionales. 4. Lápidas con marcas personales. 5. Lápidas con inscripciones. 6. Lápidas mixtas. Dentro de este templo gótico de Santa María ‘A Nova’ nos hallamos ante este singular Museo. Templo construido en tiempos de Fray Berenguel de Landoira: un dominico francés que había sido nombrado arzobispo de Santiago por el Papa Juan XXII en el año 1317. Pese a la dignidad de su elección, los burgueses de Compostela –representados por Alonso Suárez de Deza– rechazaron su designación como manera de afirmar su autonomía. Posteriormente, en medio de una nueva vía de negociación, Alonso Suárez de Deza y diez procuradores de la ciudad de Santiago son asesinados en el castillo de A Rocha. Al cabo de onde días, Berenguel de Landoira, con sus caballos de la ‘Tierra de Santiago’, entraba triunfante en la anhelada Catedral. Santa María ‘A Nova’ –como leemos en la inscripción de la puerta– se consagró como iglesia el 28 de enero de 1327.