Opinión

Faro de Lariño, faro de Louro, Porto do Son y Río Sieira

Faro de Lariño, faro de Louro, Porto do Son y Río Sieira

Estamos en la denominada “punta de A Insua”: el lugar geográfico que permite fijar la entrada en el arco de Fisterra y de la ría de Corcubión, provincia de A Coruña, donde luce el faro de Lariño que corresponde a la década de 1920 durante el pasado siglo. Junto a él, los restos de un viejo molino de viento. No lejos de acá naufragó en 1966 el buque ‘destructor’ de nombre ‘Ariete’, propiedad de la Armada española, institución militar que otorgó al ‘concello’ de Carnota el título de “Muy humanitario” en concepto de ayuda por salvar a la tripulación del barco.

Ya en la ría de Muros, he aquí Ancoradoiro, que abre el numeroso tramo de playas de este municipio, tan sólo limitado con el anterior por un atrayente pinar. ¡Vientos de componente norte, ideales para impulsar las tablas de ‘surf’ y de ‘windsurf’! Paseamos luego por la playa de Area Maior y de Lagoa de Louro por un angosto camino entre dunas y juncos. ¡Cómo nos vigila el monte Louro cual un pétreo centinela! Estas dunas sirven de barrera natural con la laguna de agua dulce de As Xarfas y con la soledad de los arenales de Area Maior. ¿Por qué no evocar aquella leyenda que nos relata la desaparición de una aldea en este mismo humedal?¿Y aquella otra que alude al monte Louro, cuando fue un templo solar en la antigüedad, igual que el cabo Fisterra?

En el faro de Louro nos asombramos contemplando la entrada de las rías de Muros y Noia. Asimismo divisamos la sierra del Barbanza, incluso de Corrubedo. Nos aproximamos al ‘petroglifo’ de Laxe das Rodas. ¡Grabados rupestres tallados en graníticas rocas que algunos arqueólogos relacionan con el culto al Sol, en tanto que otros los interpretan al modo de un almanaque laboral! ¿Y por qué no pudo haber sido una mesa de ofrendas para impetrar la obtención de buenas cosechas? ¿O por qué no vincularlos con ritos de la muerte o de la fecundidad? ‘Tascas’ y restaurantes de la villa de Louro nos convidan a degustar sus sabores marinos y delicias gastronómicas.

Ahora nos dirigimos a la villa de Porto do Son, donde visitamos su puerto con aromas de salitre y sabrosos pescados, tras un laborioso día de faena y redes sin cuento. Siguiendo nuestro viaje, llegamos a la playa y al loado ‘castro’ de Baroña, cuyo arenal está preservado de los vientos debido a su excelente ubicación, a refugio de dos lomas rocosas de unos cincuenta metros de alto. He aquí este asentamiento prehistórico en Baroña que alberga casi veinte construcciones y una severa muralla que protegía a sus habitantes. ¿La cronología? Según estimaciones arqueológicas, se sitúa en torno a los siglos I a.C. y I d.C.

¡Playa de As Furnas! El alto en el camino es, no obstante, para conocer el puente del río Sieira, cercano a la cascada de idéntico nombre. Un reencuentro de época medieval nos conduce a un arco de piedra levemente apuntado para dar en seguida con un viejo ‘Camino Real’ a la sombra de un bosque de ribera. La corriente desemboca en la misma playa, cuya blanquísima arena está unida a la de la playa de As Furnas mediante una pasarela de madera. ¿Qué cinéfilo no recuerda este paisaje que el director Alejandro Amenábar exhibió en la filmación de su conocida película titulada ‘Mar adentro’? Río Sieira-As Furnas son las últimas playas que visitamos en el ayuntamiento de Porto do Son.