Opinión

Hacia la ‘cuarta generación’ empresarial de los Cerqueira

Hacia la ‘cuarta generación’ empresarial de los Cerqueira

La ‘tercera generación’ de la familia Cerqueira –durante las décadas de 1960 y 1970 en que se derrumbaron casi la mitad de las empresas conserveras gallegas– determinó concentrar su producción en sus fábricas de Vigo y Ribeira. Dejó las dos que detentaba en Santoña y Castellón. Además, especializó las instalaciones de Ribeira en la labor productiva del “berberecho”, “mexillón” y otros mariscos, concediendo a la fábrica de Vigo el resto de las especialidades.
Asumiendo la enorme dificultad de competitividad así como la obligada e imprescindible “renovación” del sector conservero, los hermanos Cerqueira Urízar optaron por participar en todas las iniciativas de carácter colectivo llevadas a cabo por los fabricantes, con objeto de mejorar la provisión de los denominados ‘inputs’ económicos o la comercialización del producto. De suerte que, aparte de su participación en la empresa ‘Carnaud’ –que ya había comenzado el señor Ventura–, entraron asimismo en la empresa ‘Aucosa’, primeramente dedicada a la fabricación de harinas y con posterioridad a actividades de frigorífico. Y más tarde, en ‘Facore’, cuyo objetivo era la compra colectiva de materias primas al igual que la promoción de la comercialización internacional.
La familia Cerqueira, lo mismo que la mayor parte de los industriales del sector conservero, introdujeron las nuevas especies de “atún tropical” en sus fabricaciones ya en los postreros años de la década de 1960. Ahora bien, aquello que definió su “estrategia” empresarial consistió en su prevención frente a la especialización en esta clase de pescado, en la cual al igual que ventajas asimismo observaban inconvenientes.
De modo que la familia Cerqueira optó así por mantener una oferta más variada, enfocándose, sobre todo, a la incorporación de nuevos productos, como era el caso de los “calamares”. En cuanto al orden de ventas, también se mostraron muy prudentes. Es preciso constatar que –incluso después del ingreso del Estado español en la ‘Unión Económica Europea’– la familia Cerqueira ha proseguido orientándose básicamente al mercado nacional. Ha mantenido, pues, una constante participación en el campo de las exportaciones españolas del sector conservero. Y ello “por debajo de la que correspondería a su participación en la facturación total”, según señala el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela Xoán Carmona Badía en su insoslayable estudio titulado Cuatro generaciones de fabricantes sobre la playa de Coia.
Conviene recordar que la “fachada norte peninsular” fue su prioritario mercado. Durante los años transcurridos desde 2001 hasta 2005 los Cerqueira lograban sus mejores “cuotas” de mercado en productos como la “sardinilla” (2,50), el “berberecho” (1,65), los “calamares” (2,5) y el “pulpo” (3,35). Digamos que de esta manera la empresa de Coia jamás ha tenido un “crecimiento explosivo” como algunas empresas del sector, aunque tampoco ha bordeado el peligro de aquellas situaciones que hubieran puesto de relieve su propia continuidad. Al iniciar el segundo decenio del siglo XXI, la empresa continúa controlada por la familia Cerqueira: todos ellos pertenecientes a la “cuarta generación”, salvo la figura de su presidente José Luis Cerqueira Urízar, único representante de la “tercera”, al fallecer su hermano Juan Luis en 1993.