Opinión

‘A Costa da Morte’, entre molinos y megalitos

‘A Costa da Morte’, entre molinos y megalitos

Adentrándonos en las tierras de ‘A Costa da Morte’, nos encontramos en el vergel de Bergantiños o, dicho de otro modo, en el Refugio de Verdes, ayuntamiento de Coristanco. Como en un cuento de hadas, la armonía encantada de molinos y mesas, bancos de piedra y canales y puentes de madera que nos bañan en el claroscuro de la Naturaleza: voluptuosos árboles nos regalan sus ramas acariciadas por enredaderas, mientras que las rocas, a lo largo del río Anllóns, juegan en el discurrir de las aguas mediante veloces cascadas y antojadizos arroyos. Antiguo coto de pesca cuyos secretos vamos a conocer merced a los senderos alfombrados por un manto de hojas. Henos ante el Refugio de Verdes, precaviéndonos en la corriente del río en el paraje de O Pozo do Inferno.
Dirigimos ahora nuestros pasos hacia Malpica de Bergantiños, hacia el Ecomuseo Forno do Forte, en Buño. Aprendemos –dentro de esta maravilla etnográfica– cómo era la vida de los jornaleros que compaginaban su cotidiana labor de campo con la creación de piezas de barro. Etimológicamente, el topónimo de esta villa tiene su origen en la palabra latina “buda”, esto es, una especie de junco de nacimiento espontáneo en tierras arcillosas como las que aquí mismo hallamos. Tal generosidad de arcilla fue primordial para el desarrollo de su industria más característica: la cerámica, que otorgó a Buño el privilegio de ser universalmente difundido. A mediados de agosto –durante la Mostra de Olaría– tendremos la oportunidad de ver en activo el viejo horno mancomunado.
Continuando el curso del río Anllóns, llegamos a Cabana de Bergantiños. Caminamos por la ruta del Rego dos Muíños y la del Roncaduiro. He ahí por qué, al roncar el agua que desciende de cascada en cascada, observamos los 24 molinos en marcha que aquí se conservan. De pronto, el castro de Borneiro –denominado ‘A Cibdá’– que estuvo habitado entre los siglos VI a. C. y el I d. C. La mayoría de los hallazgos se conservan en el Castillo de San Antón de A Coruña. “Piensa mi madre / que estoy pescando/ en la ‘carballeira’. / Estoy en el San Fins do Castro/ bailando una ‘muiñeira’./ Mi madre, porque pudo,/ hizo una casa en la isla,/ para ver a los de Neaño/ cómo pescan la sardina./ El cura de Corme es sastre/ malpicano y marinero,/ el de Pazos labrador/ y el de Cesullas gaitero”, cantamos esta ‘foliada’ en Cabana de Bergantiños.
¡El ‘dolmen’ de Dombate! Visitamos la “catedral del magalítico gallego” y su centro de interpretación. Monumento funerario de alrededor de 6.000 años de antigüedad, constituido por una masa de tierra que se cubre parcialmente con una coraza pétrea, presentando piedras planas horizontales en el exterior, en tanto que en su interior se construye con piedras firmemente trabadas. Ya es el momento para irnos hacia Zas, a fin de conocer las Torres de Allo. Centenarios robles nos ofrecen su sombra en el angosto camino, cual túnel del tiempo que nos traslada al pie de uno de los más antiguos ‘pazos’ de Galicia. De señalado estilo renacentista, en la parte alta de las torres, las ventanas se adornan con elementos del gótico final. Ya en Vimianzo, ¡el ‘dolmen’ de Pedra Cuberta! Después, los tres batanes y siete molinos de Mosquetín. Y vamos hacia Camariñas para luego alcanzar Muxía. De camino, la iglesia de Santiago de Cereixo, del siglo XII, el románico rural en ‘A Costa da Morte’.