Opinión

Los ‘Cerqueira’ y un estudio del profesor Carmona Badía

Los ‘Cerqueira’ y un estudio del profesor Carmona Badía

Estoy delante del retrato de D. João Baptista Cerqueira Matos, cuando leo el libro Los Cerqueira. Cuatro generaciones de fabricantes sobre la playa de Coia, excelente estudio realizado por el profesor Xoán Carmona Badía, perteneciente a la Universidad de Santiago de Compostela, en 2001. “João Baptista Cerqueira Matos, comerciante de la vecina localidad portuguesa de Camiña, arriba a Vigo en la primavera de 1880 –escribe el historiador Xoán Carmona–. Casado con la viguesa Rosa Domíguez Mira, su cuñado Eulogio le ha ofrecido la posibilidad de asociarse a él en la gestión del establecimiento de ‘compraventa de objetos de relojería, joyería y platería’ que corre de su cargo en la ciudad olívica, lo que le permitiría asentarse en ella definitivamente. El joven portugués, que cuenta por aquel entonces con 24 años, y dispone ya de experiencia en este negocio, formará a medias con su hermano político una sociedad regular colectiva denominada ‘Domínguez y Cerqueira’ por seis años y con lo que venía a ser un modesto capital, 10.000 pesetas”, con inscripción en el RMP, 2/199, a 16/7/1880.
El caso es que esta primera experiencia en Vigo de quien habría de ser el fundador de una señalada “dinastía industrial” de la ciudad devino efímera. Pues, en efecto, aún no habían transcurrido cuatro meses de su fundación, cuando los dos hermanos políticos se encontraban ya disolviéndola ante el que por aquella época se denominaba ‘Registro de Fomento’. No obstante, el resultado económico había sido, en todo caso, excelente, puesto que durante aquel breve plazo habían aumentado su capital en un 30%, pero tal vez el horizonte de quien ya comenzaba a firmar como “Juan B. Cerqueira” se hallaba no tanto en el comercio cuanto en la fábrica. Así, pues, con sus reducidos recursos, un poco ampliados por aquella su primerísima experiencia viguesa, en seguida iniciaría su “aventura industrial”.
¿Su primer negocio independiente? En la carretera de Baiona, a la altura del arenal de Coia: una pequeña fábrica de cal a la que puso por nombre “La Rosa”, que luego anunciaría como “Fábrica de vapor de cales, cementos y yesos de Juan B. Cerqueira”. En 1891 poseía dos “hornos intermitentes” con una máquina de vapor para mover sus molinos de yeso, según la Contribución Industrial, tarifa 3ª. Bouzas, año 1885-1886. He ahí que sus productos se empleaban ya en la agricultura –a la cual ofrecía abonos compuestos de yeso, cal y cenizas–, ya en la construcción urbana a la que, además de los productos de sus hornos, asimismo suministraría el denominado cemento “Portland”, que durante aquellos años significaba aún una novedad y del cual Cerqueira fue uno de los pioneros de su importación en Galicia.
Ahora bien, en el Vigo de la segunda mitad de la década de 1890 era muy extraño –para cualquier emprendedor– refrenarse ante el reclamo de los negocios de la pesca y la conserva. “Con una ‘Ribeira do Berbés’ todavía sin Lonja, pero invadida ya por una multitud de tratantes de merluza y besugo –señala el profesor Carmona– que contrataban para los mercados del interior de España y con unos barrios del Areal y Guixar en los que, piedra sobre piedra, las fábricas de conservas en construcción comenzaban a siluetear el perfil de una ciudad industrial, era en los negocios marítimos donde se situaban las mejores expectativas de beneficio”. El señor Cerqueira, sin dejar sus anteriores negocios, iniciaría su actividad en la transformación del pescado en 1899.