Opinión

Veneno en el mar

Durante siglos, los explotados fueron mejorando sus condiciones de vida frente a los que se beneficiaban de la explotación: patrones, señores feudales, empresarios, prestamistas, etc.
Durante siglos, los explotados fueron mejorando sus condiciones de vida frente a los que se beneficiaban de la explotación: patrones, señores feudales, empresarios, prestamistas, etc. Si le dicen a usted que, por vez primera en la historia en tiempos de paz, los explotados están votando libremente a partidos políticos que les hacen retroceder en derechos y calidad de vida (pese a que nunca hubo semejante capacidad para generar riqueza para toda la población), no se lo creería. Pero si se lo venden bien, la mayoría de ustedes van a seguir tragando con esto y con lo que haga falta. Si le dicen a usted que la locura del beneficio rápido y la irresponsabilidad medioambiental puede llevarnos a desaparecer como especie porque algunos de nuestros alimentos esenciales están irremisiblemente contaminados para siempre, no se lo creería. Por eso nos quedamos tan anchos cuando las autoridades sanitarias advierten de que hay que racionar el consumo de algunos peces que hasta ahora eran habituales en nuestra dieta porque el envenenamiento de los océanos por parte del hombre nos devuelve la pelota con altos índices de mercurio que se empieza a detectar en los bebés. Y no pasa nada, ni siquiera cuando nos enteramos, hace unos días, de que el Gobierno de turno ocultó durante siete años el estudio sobre las especies tóxicas, que sólo salió a la luz tras el encomiable esfuerzo en los tribunales de la asociación Océana. Un día, estos demócratas de postín nos pondrán una argolla al cuello, nos dirán que es un piercing y les aplaudiremos.