Opinión

Sucios

Como si fueran el paradigma de la honradez, los medios afines al PSOE se empeñaron durante meses en denunciar la corrupción en el PP, los trajes famosos de Camps y la supuesta financiación irregular del partido de Rajoy. En ese tiempo, los periódicos del PP se encargaron de mostrar –de demostrar– que en el fondo, el PSOE tiene la misma basura en su casa.
Como si fueran el paradigma de la honradez, los medios afines al PSOE se empeñaron durante meses en denunciar la corrupción en el PP, los trajes famosos de Camps y la supuesta financiación irregular del partido de Rajoy. En ese tiempo, los periódicos del PP se encargaron de mostrar –de demostrar– que en el fondo, el PSOE tiene la misma basura en su casa. Puesto que sólo hay medios del PSOE o del PP, todo esto les conviene a ambos, que se consolidan sobre una montaña de mierda de la que no podemos escapar aunque se pudra la democracia por mucho que se pronuncien sus letras. Hay una sensación en España, sobre todo en muchos comunicadores españoles, de cierto escándalo y desconcierto porque entienden que la opinión pública debería condenar con más énfasis estos casos concretos de corrupción. A mí me parece un gesto de relativismo muy lúcido teniendo en cuenta que la verdadera corrupción, la más profunda, es la que tapan los grandes medios y la que más afecta a la vida diaria de la mayoría de los españoles. Es decir: la corrupción inmobiliaria furiosa que ha arruinado a miles de hipotecados, la corrupción fiscal que sanciona a las clases bajas y medias frente a los ricos (denunciado por los propios inspectores de Hacienda), el progresivo clientelismo pactado entre el gobierno, la gran patronal y los grandes sindicatos para aumentar la precariedad laboral de los que ya ganaban poco, etc. Mire usted, lector, por dónde me paso yo los trajes de Camps.