Opinión

El Santuario de los Milagros de Ourense en el siglo XIX

Es septiembre el mes en que revive en multitudes el Santuario de Nuestra Señora de los Milgaros “do monte medo” en Maceda, ayuntamiento gallego de la provincia de Ourense. Las capillas del ‘Via Crucis’ que, por cierto, jamás alcanzaron a completarse, fueron construidas siguiendo el paradigma del célebre ‘Bom Jesus’ de la culta y religiosa ciudad portuguesa de Braga.
El Santuario de los Milagros de Ourense en el siglo XIX
Es septiembre el mes en que revive en multitudes el Santuario de Nuestra Señora de los Milgaros “do monte medo” en Maceda, ayuntamiento gallego de la provincia de Ourense. Las capillas del ‘Via Crucis’ que, por cierto, jamás alcanzaron a completarse, fueron construidas siguiendo el paradigma del célebre ‘Bom Jesus’ de la culta y religiosa ciudad portuguesa de Braga. La primera de ellas fue costeada precisamente por un nativo del vecino Portugal. Asimismo convendría tener presente que el combate contra la denominada ‘Desamortización’ eclesiástica de Mendizábal abarca los años entre 1835 y 1856. Nos encontramos, pues, en la época del administrador Don José B. Conde, quien se ve obligado a rehacer la torre norte –la llamada ‘del Reló’–, puesto que un rayo había derribado por completo su coronamiento.
Fue en 1861 cuando D. José María Martínez Pazos asumió la dirección del Santuario de los Milagros; eso sí, estableciendo como requisito llevar a la vez las riendas de la parroquia de Vide. Estamos ante el primer historiador del Santuario. Durante la revolución liberal, ‘la Gloriosa’, de 1868, se disuelve a las Órdenes Religiosas. Diez hombres entran en el recinto sagrado apropiándose de 500 escudos. Tuvo excelente fama de prolijidad e inteligencia. Él fue el postrer administrador diocesano, porque los Padres Paúles tomaron el relevo hasta hoy en día.
Las mismas ‘misiones’ fueron aquellas que introdujeron a los sacerdotes llamados de ‘la Misión’ o pertenecientes a la Congregación de la Misión. El señor obispo Cuesta y Maroto quedó maravillado ante los frutos cosechados en la diócesis: en la “misión” de Xinzo de Limia lograron reunir hasta 80.000 personas que provenían de la comarca sur de Ourense, incluso del Barroso del país de Portugal. De tal manera que el obispo Cuesta y Maroto encargó al Padre Faustino Díez la predicación de una novena-misión destinada a la Fiesta de Nuestra Señora de los Milagros del año 1869. Al finalizarla, lo designó administrador-capellán del divino Santuario. De este modo, tres padres y tres hermanos constituyeron la primitiva comunidad.
Esta vida comunitaria indudablemente favoreció el culto y la esmerada atención del Santuario. Y además prosiguieron las ‘misiones’ populares a través de toda Galicia, de forma singular en la diócesis orensana. Tan sólo a lo largo de un año llegaron a dar diecisiete “misiones” de 15 o bien de 21 días. Digamos que en 1870 la dieron en la capital y la muchedumbre obligó a celebrarla en los parques, según se anotó, “para provocar la reforma moral, afirmar a los católicos frente al sectarismo reinante”.
Y desde aquellas calendas el Santuario de los Milagros se transformó en un cosmos de progresiva espiritualidad. Por descontado, en fervoroso imán de ‘misiones’ y ‘ejercicios espirituales’. Recuérdese también cómo se deshacen de las fincas –la fecha, 1900, con el padre Juan Pujol– y, a la vez, se anima, vivifica y purifica la vida litúrgica, creándose activas Asociaciones, sobresaliendo para tales propósitos un recordado Decreto del obispo Don Cesáreo. En el interior del Santuario, arriba del altar mayor, la Virgen desde su sagrado ‘camarín’ nos bendice a todos sus devotos, fervorosos fieles.