Opinión

La salud mental de la crisis

La salud mental de la crisis

Los dos grandes partidos españoles, a través de sus brazos mediáticos –que son absolutamente todos los grandes periódicos de influencia estatal– han acabado su partida por el poder en tablas: yo denuncio tus casos de corrupción pero no reconozco los míos, que son igual de abominables, pero en cualquier caso no dejamos opción a que la ciudadanía piense que hay algo mejor que nosotros, algo más allá de nosotros. Mientras este acuerdo de alternancia en la corrupción ocupa portadas, hay que tener el valor de decir que la penuria económica de España y sus desigualdades no sólo no han dejado de existir sino que están en su peor momento, a pesar de que se va publicando cada vez menos: menos coberturas públicas, menos producción industrial y más paro, stock de viviendas vacías para diez años, peores sistemas sanitario y educativo, emigración del talento, etc. Sucede que mentalmente hay una porción de la población española que no puede más. Y se habla poco de la salud mental que esta crisis está provocando. Ahora ni se habla por una especie de miedo: los que la sufren no pueden verbalizarla y los que han encontrado un empleo aún precario tratan de tapar su pesadilla anterior. El coordinador científico de la Estrategia Nacional de Salud Mental, el catedrático de Siquiatría Manuel Gómez Beneyto, explicaba estos días que se han duplicado los casos de depresión profunda entre la población, así como otros trastornos mentales propiciados directamente, asegura, por el aumento de las desigualdades socioeconómicas. Nos llaman la atención los datos de suicidios, explica el profesor, pero no debemos olvidar que también existe otro tipo de muerte, la muerte social, que es la que aterra y afecta a cientos de miles de españoles. Hasta la ciencia médica acaba señalando y acusando a los mismos de siempre.